domingo, 28 de noviembre de 2010

Otros ojos


Llevaba un par meses persiguiendo a Douglas Namale [el del medio -de Los Chichos-], hasta que nos conocimos el lunes pasado. Es el editor del Kibera Journal, el periódico del mayor asentamiento chabolista de Nairobi y que trata de ofrecer una visión más completa del barrio que la que tienen los grandes medios. Un rotativo de periodicidad un tanto aleatoria, pero que -dice- contribuye poco a poco a mejorar la vida de los vecinos.

La historia sigue aquí>>

jueves, 25 de noviembre de 2010

Postales tanzanas

El Kilimanjaro desde el avión, rumbo a Tanzania, el mercado del pescado de Dar es Salaam, el cielo de la ciudad o el camino de vuelta a Nairobi. Una semana en Dar dio para algo más que cubrir las elecciones...


martes, 23 de noviembre de 2010

Como quien habla del tiempo


El tipo de la derecha es Xavier Aldekoa, corresponsal de La Vanguardia para el África Subsahariana. El de la izquierda es Fozi, nuestro traductor etíope. Estamos de nuevo en Eastleigh, el barrio somalí de Nairobi. Intentamos que alguien nos cuente lo que todo el mundo sabe pero nadie nos piensa decir: que el dinero de las fianzas pagadas a los piratas se lava en los negocios que sus compatriotas tienen aquí. Y que hay hombres de negocios que financian a Al-Shabaab con los duros que ganan en el barrio. Xavi le pregunta por un sistema de transferencia de dinero sometido a muy poco control, hawala, y Fozi nos dice que puede ser que haya algo a través de eso. Un periodista somalí nos lo desmentirá más tarde.

- Bueno, que te estamos bombardeando a preguntas -le digo- Cuéntanos algo sobre ti.

En Etiopía le acusaron de financiar una guerrilla, razón por la que pasó cuatro años encarcelado, y escapó a Nairobi, donde lleva once viviendo. Ahora tiene una vida más o menos tranquila trabajando de traductor para una ONG.

Le pido que nos hable de su familia, de su mujer. Ella escapó de Etiopía hacia Yibuti. Luego atravesó Somalia para volver a reunirse con él en Kenia, en 2006, después de años de separación. "Fue el momento más feliz de mi vida", nos confiesa.

- ¿Has dicho que tenías un hijo, no?

- Sí, tiene nueve años... Bueno, no es mío, pero lo considero mío. Lo tuvo mi mujer cuando la violaron los soldados...

sábado, 20 de noviembre de 2010

Otra vuelta de tuerca

Me vais a permitir que siga con el tema (y que me salga un poco de África, aunque lo que viene a continuación podría tener su aplicación aquí) porque se me han juntado varias cosas. A saber: la situación que dio pie a la entrada anterior, la entrevista de El País a Aung San Suu Kyi, la convención de estos días de la Unesco en Nairobi sobre el Patrimonio Inmaterial, el recuerdo de uno de mis libros de cabecera y el de una conversación que tuve hace meses con algunos amigos.

También una charla con una amiga china, Laura Li, en Pekín. Yo le decía que me apenaba que abrazaran el capitalismo salvaje y que eso llevara, por ejemplo, a la destrucción de los evocadores hutongs pequineses en beneficio de rascacielos vomitivos. Laura, con una lógica aplastante, me repondía que me dejara de gilipolleces, que ella había vivido hasta hacía poco en estos callejones y que también quería tener un baño privado dentro de su casa, entre otras muchas cosas, como tenemos en occidente.

Hace tiempo traduje, para aquellos amigos con los que charlaba sobre desarrollo sostenible y multiculturalidad, un extracto del libro de citaba al principio del post, La fine è il mio inizio, de Tiziano Terzani (a quien Daniel Iriarte homenajeó de manera magistral en su genial blog). Se trata de la conversación entre el padre, treinta años de corresponsal en Asia y a punto de morir de cáncer, y su hijo Folco. Quizá cuando lo leáis se entienda todo este mejunje un poco mejor.


*Las cursivas son aclaraciones, texto original y/o traducciones aproximadas.

TIZIANO: […] Folco, créeme, después de Mustang [un puesto perdido del Himalaya tibetano], Birmania es hoy el último oasis de Asia, uno de los últimos países que ha mantenido su carácter. Los birmanos no fuman Marlboro –está prohibido importarlo- pero con su tabaco se fabrican sus cheroot; no llevan vaqueros, sino sus longyi.

FOLCO: ¿Aún hoy?

TIZIANO: ¡Oh, sí! No usan crema Nivea, sino la pasta de madera de sándalo. Tú por la tarde en las calles de Rangún ves aquellas hermosas mujeres que disuelven un polvo finísimo de sándalo con un poco de agua y ponen esa crema en la cara de los niños para protegerles de las moscas. Y su piel está sanísima. Viven una vida lenta, tranquila.

Hay una historia que disfruto contando. La de Bernardo Valli, que cuando era joven consiguió por fin una entrevista con el dictador de Portugal, que se llamaba Salazar. Mientras esperaba en la sala, un viejo secretario […] le dice: “¿Usted también ha venido a entrevistar al presidente para atacarle?”. Bernardo baja la cabeza, el otro le mira, le señala la cara con el dedo y dice: “¡Recuerde que el presidente está protegiendo a Portugal de su futuro!”

¿Entiendes? Los militares birmanos hacen lo mismo. Birmania está dirigida por un régimen espantoso, de militares horribles, que yo siempre he condenado. […]

Lo interesante es que, desde hace 20 ó 30 años, la comunidad internacional […] ha hecho de todo para que este régimen cambiara y se volviera democrático. Además hay un personaje extraordinario a cargo del movimiento democrático, Aung San Suu Kyi, a la cual, con las típicas maniobras político-oportunistas le han dado el Premio Nobel de la Paz. Es una mujer estupenda, muy valiente, hija del héroe de la guerra de la independencia birmana contra los japoneses. Una gran heroína con el padre asesinado, como suele pasar. La contraposición es entre esos militares asesinos y esta sílfide, desde hace años en arresto domiciliario.

Bien, así es como se ve esta historia. Pero ¿qué hay detrás? Hay intereses de las grandes empresas petrolíferas que esperan entrar en el país, porque por Birmania pasa el petróleo; y hay miles de japoneses que quieren desarrollar el país, con hoteles de cinco estrellas, calles, barquitas que naveguen sobre el lago Inle, y ampliar el aeropuerto para llevar turistas. Y si mañana, bajo presiones occidentales, este régimen -que terminará pasando- cae y la señora Aung San Suu Kyi llega al poder, Birmania acabará siendo como Tailandia: putas, casinos, beneficios – tum, tum, tum! Marlboro, Coca-Cola y pantalones vaqueros.

Entonces, la pregunta de uno que no se casa con ninguna ideología, que llega a mi edad y mira alrededor es: ¿dónde está la solución? ¿Qué prefieres, que ganen los militares? ¡No! ¿Cómo puedes quererlo?¿Prefieres que gane ella? Si gana, Birmania está acabada en pocos meses. Llegan los rascacielos de cemento… ¿Qué se puede hacer, Folco? ¿Ves el problema? ¿De parte de quién estás?

FOLCO: ¿Y tú?

TIZIANO: ¿Quién puede estar de parte de los militares? No se puede. Pero haría falta que se les advirtiera de lo que pasará el día en que Birmania sea liberada. Yo me pregunto: ¿se puede ser libre y mantener la belleza del mundo, que está en su diversidad?

FOLCO: Interesante.

TIZIANO: Es una pregunta honesta, a la que no se puede sólo responder: “No, es imposible”. Yo creo que hace falta pensarla. Hace falta cambiar de criterio, de valores, no nos agarremos a nuestra codicia y tengamos más respeto por las cosas de los demás. Este es el punto principal. Si miras a los otros pueblos con respeto, como si de verdad fueran iguales a ti –incluso si tú puedes curar el tracoma y ellos no [en Mustang, el sitio del que habla al inicio, cuenta que hay niños con tracoma]- te das cuenta de que quizá tengas muchas cosas que aprender de ellos. Tú curas el tracoma, pero ellos te curan otras cosas. El tracoma, Folco, lo tienen también en India, y la perversión es que nosotros vamos allí con misioneros que hacen un hospital. Luego les bautizan, les ponen la faldita, les hacen hacer la señal de la cruz y al final ya nos son indios, sino testigos de Jehová. Vamos ahora con los chinos [...pone otro ejemplo más gracioso con los chinos]. ¿Qué es lo que me desespera? El final de la biodiversidad, que dejen de ser “manzanas de membrillo" [en italiano se dice así]. Queremos todas las manzanas iguales, redondas, grandes, brillantes, y así eliminamos la diversidad, que es el fundamento de la vida. […] Para mí, la riqueza de la Humanidad está en su variedad. Por ejemplo, los tuareg, ¿para qué quieres que lleven calzoncillos? ¡Dejadles ser tuareg!

¿Se puede dejar a los demás con sus valores, ayudarles a curarse el tracoma y pedirles que nos ayuden a curarnos de otra enfermedad más devastadora, que es nuestra infelicidad? […]

FOLCO: El rey de Mustang sólo quiere conservar la vida tradicional, ¿no? Solo que su proyecto se tuerce por el hecho de que la gente…

TIZIANO: …está inexorablemente atraída por lo moderno, lo nuevo. Sus súbditos van a caballo a Katmandú y ven esa ciudad llena de turistas. Ven dinero, mercados, tenderetes llenos de medicinas amarillas, rojas o azules, en vez de las hierbas de Amji [el médico del reino] […]

FOLCO: […] Una noche, en un pequeño pueblo de India vi que la gente se reunía no porque había una televisión, sino porque de tierras lejanas había llegado un sadhu errante, curandero, trovador y cuentacuentos.

TIZIANO: Bello! La pregunta es: ¿y hasta cuándo? Esto y esto otro que está desapareciendo en Asia […] Y por otra parte, no puedes ser insensible a las críticas que te dicen “Ah, tú eres un romántico, tú no tienes tracoma. Vuelves a casa y tienes penicilina y de todo”. ¿Cómo puedes decir “no”? Esto también es cierto. Y, sin embargo, mira nuestra vida. No es más feliz que la de la gente de Mustang.

¿Dónde está el camino del medio, entonces? ¿Es indispensable que para curar el tracoma se tenga que reducir ese lugar fascinante a un jaleo de tenderetes en el que las mujeres, que ahora encienden el fuego con excrementos de vaca recogidos por la mañana, cosan deportivas a máquina –tata-tata-tata! para comprarse una televisión con la que ver Gran Hermano? ¿Dónde está la solución? De nuevo me pregunto: ¿es posible salvar la belleza del mundo, que es su diversidad? Es un punto vital para mí, ¿me entiendes?


Si a quienes hayan llegado hasta aquí les quedan ganas de leerse el libro, me doy por satisfecho.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Dudas

Decía Kapuscinski que los cínicos no sirven para este oficio y que, sin embargo, la profesión está llena de ellos. Quizá sea el remedio fácil para sobrevivir sin quebrarse la cabeza.

La mujer que limpia mi casa cobra apenas 30 euros por 64 horas al mes. La cuenta es rápida: menos de 50 céntimos la hora. Janet -que así se llama- vive en Kibera, del que se dice que es el mayor asentamiento chabolista de África. Cuando viene a casa, lunes y jueves, aprovecha para ducharse y prepararse un té. Pero además se toma algunas libertades más. Un día cualquiera, faltan un plátano, una zanahoria, un rollo de papel higiénico y un cartón de leche. ¿Es un drama? No, pero me jode que me roben. Le explico que si necesita ayuda, que no se avergüence y nos la pida, pero que no nos mangue las cosas. A ella parece abochornarle igualmente. A mí también.

El domingo pasado acompañé a unos amigos de TeleSur a hacer un reportaje en Eastleigh, el barrio somalí de Nairobi. Sobre refugiados. Así que hablamos con varias personas, refugiados reconocidos por ACNUR. Y otras tantas que querían hablar y que no pudieron porque no nos daba tiempo. Un huérfano somalí de 17 años nos dijo que vino a Nairobi porque en su país tenía la opción de alistarse en Al-Shabaab o huir. Un señor nos contó que no podía escolarizar a sus cinco hijos porque no tenía dinero con el que hacerlo, y que la agencia de la ONU no alcanza para ayudar a todos los que corren su misma [puta y mala] suerte. Una señora me pregunta, a través del traductor, que cómo les va a ayudar lo que estamos haciendo. Y eso mismo me pregunto yo. Le respondo que en nuestros países nadie conoce de su existencia, de sus problemas, y que quizá dándoles voz alguien se digne a hacer algo. Pero sé que no va a ser así.

Acabamos de grabar y nos montamos en el taxi que nos llevará de vuelta al centro. Los tres estamos tocados por lo que acabamos de ver y escuchar. Pero, a los dos minutos, ya estamos hablando sobre dónde ir a comer...

Sé que algún día volveré a Eastleigh y a Kibera a hacer fotos que luego colgaré aquí. Y después, probablemente, quedaré a comer con mis amigos. Me preocuparé, pero pronto se me olvidará. Y eso, creo, es para hacérselo mirar.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¡Olé! ¡Paella! ¡Torero!

Y un día cualquiera, paseando por el barrio...


* Mi maltrecha cabeza no da para mucho más después de que en los últimos dos días en Nairobi haya pasado semejante melocotón.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Mundo móvil

Voy al grano: aborrezco los teléfonos móviles. Me parecen una herramienta diabólica que esclaviza más de lo que libera a pesar de su enorme potencial. Odio cuando los niñatos se suben al metro con su teléfono a todo volumen, como aquellos míticos personajes que se paseaban en los ochenta y noventa con un radiocassette al hombro. Odio cuando la gente abandona las conversaciones para lanzarse sobre el móvil porque tiene un mensaje o una llamada.

En China, el móvil era el nuevo dueño que había absorbido millones de cerebros: una cajera del súper te dejaba desatendido porque le sonaba la melodía, mismo motivo por el que un taxista te dejaba de escuchar darle la dirección a la que dirigirse o un amigo interrumpía la charla. Era la expresión máxima del atontamiento movilizador a la que jamás he asistido.

En mi mini-rebeldía romántico-tradicional, no dejo que mi teléfono me quite ni un minuto de sueño (lo apago siempre mientras duermo) y procuro olvidármelo en casa con la frecuencia que el trabajo me permite.

Y sin embargo, ya no llevo reloj, ni tengo que preocuparme del despertador. O calculadora, o reproductor de música. A veces incluso lo utilizo como dispositivo para ver el correo electrónico o como cámara de fotos. Es evidente que dentro de menos de lo que pensamos ya no harán falta ni ordenadores como el que uso en estos momentos.

En África -al menos en las partes que llevo vistas-, casi cualquier persona, incluso las de más baja capacidad adquisitiva, tiene su móvil. Precisamente por eso, puede suponer la herramienta para salvar las barreras que las infraestructuras tradicionales aún no han podido derribar.

Está, por ejemplo, el revolucionario servicio M-Pesa (literalmente, "dinero móvil" en suajili), de la compañía keniana Safaricom, que permite el envío de dinero a través de la red de telefonía. Hace poco leí sobre un proyecto de escolarización vía móvil (cuyo enlace no encuentro ahora mismo).

Y pese a que la electricidad no llega a muchos rincones del continente, ya se las saben apañar ellos para recargar la batería de los modos más originales... Pero de eso ya hablaremos otro día.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Tiempo de aguaceros

Aunque con algo de retraso, ha empezado la temporada corta de lluvias, entre octubre y diciembre (hay una más larga entre marzo y mayo). Desde que el sol empieza a caer, una cortina de agua cubre la ciudad y concluye el día antes de tiempo, aunque, por fortuna, las trombas suelen caer por la noche.

Cuando cesa, miles de insectos toman las calles. Son una especie de termitas aladas llamadas guya en la lengua kikuyu. Tienen esta pinta y los indígenas, me aseguran, se las comen sin pestañear.

Pero a pesar de los diversos inconvenientes de las lluvias (multiplica los atascos por cinco, te embarras a la mínima, bichos invasores...), la ciudad se ve más verde y fresca. En el fondo, yo también bendigo estas lluvias...

domingo, 7 de noviembre de 2010

El día del señor

Y aprovechando la visita papal a tierras españolas...

Domingo, diez de la mañana. Como cada semana, en la iglesia cercana a mi casa hay reunión. Lo que debía ser música celestial es más bien un cóctel de gallos con más voluntad que vocación. Dicen que para la resaca es lo mejor. Al menos no son los Adventistas del Séptimo Día, que regalan berridos apocalípticos a quienes osan acercarse a sus dominios.

El aeropuerto de Nairobi lleva el nombre del primer presidente del país, Jomo Kenyatta, así como el rascacielos más característico de la capital, por no hablar de la universidad, la avenida principal o de su efigie en el reverso de todos los billetes y monedas locales. Pero da la sensación de ser un símbolo vacío. Pocos parecen recordar aquello -que, en cierto modo, me hace pensar en Marx- que el padre de la nación keniana (católico él, por cierto) dijo en una ocasión...

Cuando vinieron los misioneros, nosotros teníamos la tierra y ellos, la Biblia. Nos enseñaron a rezar con los ojos cerrados. Cuando los abrimos, ellos tenían la tierra y nosotros, la Biblia.

Pues eso.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Elecciones en Tanzania (et VI)

Por cerrar el círculo, última noticia, con los resultados.

A partir de ahora, retomaré la normalidad... que me salen las elecciones tanzanas por las orejas.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Elecciones en Tanzania (V)

Mañana regreso a Nairobi, así que espero que todo siga tranquilo por aquí, no vaya a ser que los tanzanos lleguen a las manos (o a los AK-47s) y me toque volverme a toda prisa.

Como cada día, hay buenas y malas noticias. Mucho me temo que serán las últimas sobre Tanzania hasta que saquen los resultados finales. Y menos mal, porque no sé contar más allá de VI en romano.

Ya pueden ustedes respirar tranquilos.

martes, 2 de noviembre de 2010

Elecciones en Tanzania (IV)

Creo que era Calle 13 los que cantaban eso de "si yo quisiera vender algo montaba una tienda". A mí me pasa parecido. Pero es que hay gente que tiene que vender. Si mi madre, tal día como hoy, se encuentra con ésto en las noticias, pues puede que esté tres días sin dormir, pensando que su hijo está en medio de Kabul. Varios amigos que lo han visto me han preguntado si estoy bien. No sólo estoy bien, sino que ni me he enterado de que había lo que han dado en llamar protestas. Y eso que algunas de ellas han tenido lugar en Dar es Salaam, que es donde estoy ahora mismo.

Según los observadores internacionales, son incidentes aislados, aunque sí creen que se puede montar si se retrasa la fecha de anuncio de los resultados (la comisión electoral tanzana los espera este viernes).

Por el momento, todo parece marchar bajo lo previsto: el presidente tanzano se destaca ya desde los primeros sondeos, como indicaban las encuestas. Este es un país tan informativamente tranquilo, que dudo mucho que haya movida seria.

Claro que también puede ser que haga click en publicar entrada y aquí empiecen a matarse...

lunes, 1 de noviembre de 2010

Elecciones en Tanzania (III)

Llegó el gran día... y no pasó nada. Así que voy a saltarme la crónica de la jornada porque es como para pegarse un tiro.

Mientras tanto, en el que iba a ser mi destino africano...

...tampoco sucedió absolutamente nada.