lunes, 31 de enero de 2011

Historias de la cárcel

Aunque de manera extraoficial, ya se conocen los resultados del referéndum de independencia de Sudán del Sur (véanse las primeras entradas del año, dedicadas en exclusiva a este asunto). Las cifras no sorprenden a nadie: un 99,57 por ciento votó por la secesión. Así que, si nada se tuerce, el próximo 9 de julio el mundo alumbrará el país número 193.

Aprovechando la excusa de los resultados, escribo una historia sursudanesa -una visita a la prisión de Juba, capital de la región- que no me gustaría condenar al olvido:




En la cárcel de Juba no existen las esposas. Así que los reclusos van de la mano de los guardas. La puerta del patio, en el que los presos juegan a fútbol, está medio abierta. Una verja metálica, negra, enorme. Fuera, una legión de vigilantes fuma, juega a las cartas o, simplemente, dormita a la sombra. El letargo es consecuencia de los trescientos ventisiete mil grados que el Sol proyecta sobre este rincón del planeta.

El funcionario que me han asignado para la visita se llama Robert. Nada más flanquear la entrada, me lleva al primer pabellón a la izquierda: condenados a muerte. En el patio de esta sección, los convictos manosean una baraja sentados en un el suelo de tierra. Sus ridículas celdas muestran apenas un colchón y una manta para dormir.
"En estas celdas duermen 3 ó 4 personas", explica Robert, a lo que los presos, atentos a la conversación, calman: "¡Más bien 4 y 5 personas!" La escena es de traca.

Es sólo curiosidad y no interés morboso. No lo puedo reprimir y, una vez fuera, le pregunto cómo ejecutan a los condenados a muerte. Robert saluda a un oficial, luego a otros periodistas extranjeros que también están de visita, y elude responder.

En la sección de menores está un chaval de 13 años que mató a sus padres. Hay muchos edificios que están siendo renovados, como la nave que hace de iglesia... o de mezquita, según convenga. No me explico cómo pueden patear un balón bajo el calor asfixiante de la mañana.


Salimos de la sección masculina y nos dirigimos hacia la cárcel de mujeres. "¿Cómo los ejecutan?", insisto, pero cruza un director de nosequé que sirve de excusa para ignorar mi pregunta. La repito y lanza una respuesta inconclusa. Me quedo igual.


En la zona de mujeres está la cocina, pero en ella trabajan los hombres, cuenta Robert. Saluda efusivamente a una anciana con grilletes en los pies. "Mató a su marido con un cuchillo", me dice en inglés. Yo me conformo con darle la mano.

Nos dirigimos a la salida. Casi en la puerta, y sin que yo diga nada, Robert espeta: "Les cuelgan". No soy capaz de responder, así que me limito a agradecerle su tiempo y pedirle su teléfono.

Una vez fuera del recinto de reclusión, en el colegio electoral de la cárcel -porque aquí los presos también votan-, el jefe de área comenta desesperanzado: "Quedan unas setenta personas por votar, pero es que en estos días han liberado a algunos prisioneros... y no han vuelto para votar". A estas alturas, ya sabiendo los resultados del plebiscito, estarán gozando de su libertad. En todos los sentidos.




* Necesitaba un permiso especial para hacer fotos. Como no pude tramitarlo en el momento, he tomado prestada la imagen de aquí.

sábado, 29 de enero de 2011

Jardines

Hoy me he levantado con ganas de marcha, así que me voy a remangar el traje de faenar para adentrarme en varios jardines. Atención, puretas:

Voluntariado: desde que llegué a Nairobi he oído miles de quejas contra los voluntarios que vienen uno, tres o seis meses a hacer un proyecto de cooperación y luego se largan. Que si lo hacen sólo para sentirse mejor con ellos mismos, que si no soluciona nada, que dejan a la gente tal y como estaba... Y puede que en parte sea cierto. Amigos residentes en la barriada chaboista de Kibera se han quejado de que muchas ONGs compran, por ejemplo, baños portátiles, los plantan ahí y luego se desentienden de la limpieza y el mantenimiento, con lo cual acaban por convertirse en basura en medio de la basura ya existente. Pero, ¿qué pasaría si todos los voluntarios se largaran, si todas las ONG se fueran de aquí y decidieran finiquitar sus proyectos de un día para otro? Algunos dicen que el Gobierno se pondría las pilas para tapar esos agujeros, que se buscarían otras soluciones. Puede ser, aunque a mí me quedan muchas dudas. Ojo, que tampoco defiendo que las ONGs y la ayuda exterior se eternicen.
Yo creo que entre los millones de voluntarios que vuelven a casa con la conciencia tranquila por haber dado clase de inglés durante mes y medio a veinte niños de los que nunca volverán a saber nada, hay dos, siete u once que empezarán algo, que volverán y que seguirán presentes. Y no creo que haya nada de malo en ello. No todo es estúpida caridad o autocomplacencia.

Ablación: me refiero a la genital femenina. Se practica principalmente en la franja central de África. Se supone que se extirpa el clítoris para que la mujer no pueda sentir placer y, por tanto, se prevenga de algún modo la promiscuidad y llegue virgen al matrimonio, requisito sin el cual será rechazada. Es una práctica horrenda, condenable y que yo nunca defendería. Está prohibida en la mitad de los países africanos, hecho que se traduce en mutilaciones a escondidas con técnicas rudimentarias e instrumentos inapropiados (por decirlo de manera suave). Una práctica abominable.
Dicho esto, apunto: en ciertas culturas (hablo sólo de lo que he leído sobre el sur de Sudán y algunas zonas de Etiopía) la no práctica de la mutilación genital femenina conlleva a ser repudiada por tu familia, ser rechazada por cualquier hombre de tu comunidad y, por tanto, te condena a vivir al margen de tu pueblo, cosa que tampoco hace gracia. Al fin y al cabo, ¿qué clase de superioridad moral creemos que tenemos en occidente para decirle al resto del mundo lo que tiene que hacer, lo que es correcto?

Superproducciones hollywoodienses sobre África: ayer vi Diamantes de Sangre. La película, a pesar de ser interminable (134 minutos), no está mal. Como Hotel Rwanda o como El Jardinero Fiel. Se dejarán muchos detalles por el camino, omitirán aspectos importantes, sí, pero me parece que cumplen una función importantísima: acercan al gran público a temas que, de otro modo, no serían escuchados. ¿Alguien se imagina a un peón de obra leyendo, por ejemplo, a Norman Mailer? Pero sí se podría dar el caso de que llevara a la parienta al cine a ver a Leo DiCaprio y Jennifer Connelly (protagonistas de Diamantes de Sangre).
Esta cuestión me recuerda un poco a los best sellers. ¿Ángeles y Demonios es una bazofia? Pues, en mi modesta opinión, sí, pero entretiene. Además, hace que la gente lea. Y eso ya es mucho.


Hala, ya podéis insultarme.

jueves, 27 de enero de 2011

Cosas que aprendí con los Simpson

De camino al Parque Nacional de Meru, atravesamos el Ecuador, primera vez que lo hago por tierra.

Allí que estaban los kenianos enseñando a los turistas que en el hemisferio norte el agua gira en un sentido y, en el sur, en el contrario (antihorario, creo). Imposible no recordar el mítico capítulo de los Simpson en Australia... [id directamente al 9' 20"]. Efecto Coriolis, se llama.

martes, 25 de enero de 2011

Un garbeo por el Parque Nacional de Meru

Dice la guía de Kenia de El País Aguilar que el Parque Nacional de Meru es uno de los secretos mejor guardados de África oriental. Tan bien guardado está que casi ni vimos animales. Interminables horas en balde -y varios avistamientos puntuales- dieron lugar a las siguientes fotografías. Falta algún elefante, algunas jirafas, algunos babuinos, antílopes y búfalos más, pero ni rastro de felinos más allá de los cuartos traseros de un leopardo que se piró en cuanto escuchó el ruido de nuestro motor.



Lo mejor, sin duda, sucedió fuera del parque. El primer día, cuando íbamos de camino, nos topamos en plena carretera con dos elefantes degustando la vegetación cercana al asfalto.



Bueno, y los paisajes de camino...

La cima del Monte Kenia, la cumbre más elevada del país (5.199 metros)

viernes, 21 de enero de 2011

¿Quién es Denis Pritt?


Tras pasear varias veces por la calle de Denis Pritt, de casa al centro, y salir a correr por ahí... después de cuatro meses, quizá iba siendo hora de saber quién era el tal Denis Pritt (o Denis Prit, o Dennis Pritt. Cada cartel lo escribe de forma distinta). Entiéndanme: en Madrid no me pregunto quiénes eran Quevedo o Argüelles, porque se sabe de serie.

Resulta que fue el inventor del pegamento. Resulta que Pritt fue un parlamentario laborista inglés, partidario de la Unión Soviética que, en su carrera como abogado, defendió nada menos que a Ho Chi Minh y a Jomo Kenyatta junto a otros cinco líderes independentistas kenianos. Sin duda esto último le hizo merecedor de una importante calle del barrio de Kilimani.

Pues eso. Ya me quedo mucho más tranquilo.

martes, 18 de enero de 2011

Por tierra, mar y aire

Si Adelita Ndyongo se fuera con otro, habría una infinidad de posibilidades de seguirla por toda la geografía africana. He aquí algunas:

Bodaboda o pikipiki
: o boda, a secas. La típica moto. Son la solución más eficiente al terrible tráfico de Nairobi, pero son sólo cosa de repartidores. Fuera de Nairobi funcionan con bastante eficiencia, en la costa o en Kampala, por ejemplo. Los paletos nuevos ricos de la capital keniana creen que pasarse horas de atasco en su único y exclusivo coche es un símbolo de estatus y que la moto es de muertos de hambre.

Una conocida expresión castellana para denotar ceguera se sustituye en esta
zona por "no ves tres en un boda"

Matatu: el nombre, parece ser, procede de la palabra suajili "tatu", que significa tres, los chelines que costaba en origen. Hay hispanoparlantes que, tras probar las delicias automovilísticas de los conductores de estas furgo-taxis colectivas, achacan el nombre al riesgo de muerte: mata, tú. ¿Primos hermanos de las Jin Bei chinas?



Supuestamente sólo pueden transportar un máximo de 14 pasajeros. He llegado a viajar con otros 19. Todos con cinturón de seguridad, por supuesto...

El Taxi Park de Kampala, con las dársenas bien señalizadas. Y tal.

Aerobús: lo que viene siendo el avión... de línea. Ya que vuelo desde Nairobi a Dar es Salaam, me paso por Zanzíbar y que bajen y suban unos cuantos pasajeros. Aquí no se hace ni un trayecto en vano, señores. El avión a Harare (Zimbabwe) para en Lusaka (Zambia), el de El Cairo para en Jartum (Sudán)... y así otros mil trayectos más. Al volver este enero desde Europa me tocó Bruselas - Nairobi vía Kigali (Ruanda) y casi me rajo las venas.

Tren: uno de los proyectos que condujo a los europeos al centro de África fue el ferrocarril Mombasa - Kampala. El asunto tiene bastante historia (hablaré de eso en otro momento) con esclavos, leones o el nacimiento de Nairobi de por medio. El caso es que el trayecto Nairobi - Kampala apenas opera -sólo con mercancías- y están pensando reactivarlo. El que sí funciona tres veces por semana es el tramo Mombasa - Nairobi. Por entre 20 y 30 euros, la experiencia merece la pena. En pocos años, dicen, habrá una línea de alta velocidad. Eso lo querría yo ver.



Dhow: pequeña embarcación de bajo calado y vela triangular. No sabría decir mucho más sobre este medio de transporte [recurramos pues a la wikipedia], puesto que por el momento no he navegado en ellos. Pero pintan bien...


Transbordador: tampoco he usado aún los ferrys del Lago Victoria, que mueven una ingente cantidad de mercancías y pasajeros. A mediados de los 90, uno de los trasbordadores tanzanos se hundió en mitad del lago y se llevó 800 vidas consigo. La compra de un nuevo trasbordador -no ha sido reemplazado desde entonces- fue promesa electoral durante la campaña previa a las elecciones de Tanzania del 31 de octubre pasado.


Mototaxi: o tuk-tuk. Por el momento los he visto sólo en la costa keniana (en Asia son mucho más comunes). No es mala alternativa a falta de bodabodas.


Taxi
: obviamente, también están los taxis de toda la vida, pero no tienen nada que hacer en comparación con sus homólogos chinos...

sábado, 15 de enero de 2011

Gente con clase

Es tiempo de rebajas. En la República de Bananas no queremos dejar pasar la ocasión de mostrar las últimas (y no tan últimas) tendencias en el contiente africano: el sombrero.

Ala ancha pseudo cowboy para Salva Kiir, presidente del Gobierno de Sudán del Sur.

Mira qué morritos...

George, pasmao con el estilo sursudanés

Hoy se debe de haber puesto el de gala, que han acabado las votaciones para el referéndum de independencia en Sudán del Sur y todo apunta a que será el nuevo presidente del nuevo país... lo cual merece también un sombrero nuevo para la ocasión.

Goodluck Jonathan, máximo mandatario nigeriano. Se llama así, no es coña:

Jey, beibi

¿Mande?

Raila Odinga, primer ministro de Kenia. Tardo más en reconocerle cuando no lleva sombrero que cuando se tapa el cogote:

Ahí está Odinga con una boina molongui el día que dijo que la policía debería arrestar a los homosexuales y demás lindezas que dicen por estos lares

Yoweri Museveni, presidente de Uganda, que no se quita el sombrero ni para hacerse la foto del cartel electoral:

Joer cómo molo...

Uy, no, esta se me ha colado...

Museveni y Odinga en Kampala, antes de partir a caballo hacia el rancho. O algo

Por echarle un poco de historia al asunto: tanto Salva Kiir como Goodluck Jonathan son antiguos vicepresidentes que llegaron a la presidencia después de sus respectivos jefes palmaran. Moraleja: si eres un segundón africano, cómprate un sombrero y verás qué pronto cambia tu suerte. Ea. Así que todos al Bershka.

jueves, 13 de enero de 2011

Sentir la Historia

Contaba el inigualable periodista Tiziano Terzani [ya he hablado de él varias veces por aquí] que, a lo largo de su amplísima carrera como reportero en Asia, había sentido la Historia en varias ocasiones. Consiste, básicamente, en asistir a un acontecimiento histórico de repercusión mundial y, a la vez, ser consciente de su importancia. Recuerdo que lo menciona en El fin es mi principio al hablar de la liberación de Saigón, de la llegada de los comunistas, la unificación del país y, con ello, el final de la Guerra de Vietnam.

En lo poco que llevo vivido he tenido varias oportunidades de sentirlo, aunque no todas de manera presencial. La televisión en directo ha tenido mucho que ver en esto. A saber: la caída del Muro, cuando contaba 6 años. Muchos años más tarde, veíamos por la tele el 11-S. Recuerdo que mi hermana se echaba las manos a la cabeza, mientras mi padre no dejaba de repetir "la que se va a armar". Ellos, en aquel momento, y a pesar de encontrarse en el extremo opuesto del Atlántico, sintieron la Historia.

Más adelante, ya sí, fui consciente de otros acontecimientos: el 11 de marzo de 2004 estaba en Madrid, estuve en Pekín durante los Juegos Olímpicos de 2008 -en lo que muchos consideraban la presentación en sociedad (internacional) de la nueva China-, estaba en Johannesburgo en el primer mundial de fútbol en suelo africano y el primero que ganó mi país... Pero no considero -aún quizá sea pronto para saberlo- que sean acontecimientos que viraran los designios del planeta.

El haber estado en Sudán del Sur durante el inicio del referéndum secesionista quizá haya sido el momento en el que más he percibido que pasaba algo grande...

El historiador austríaco Stefan Zweig, en una de sus obras maestras, Momentos estelares de la Humanidad [altamente recomendable], destaca catorce situaciones que fueron punto de inflexión histórica. El asesinato de Cicerón, la toma de Constantinopla, el descubrimiento del océano Pacífico, la composición de El Mesías de Haendel, la composición de La Marsellesa, la batalla de Waterloo...

Pero Zweig murió en 1942. Mientras leía el libro me preguntaba cuáles serían los momentos históricos que habría reseñado desde entonces, de haber vivido hasta nuestros días. Ahí va mi lista:

1- La primera detonación de la bomba atómica y el fin de la Segunda Guerra Mundial (1945).
2- La muerte de Ghandi y la unificación de la India (1947-48).
3- La Revolución Comunista en China (1949).
4- The Beatles edita su primer disco, Please Please Me (1963).
5- La llegada del hombre a la Luna (1969).
6- La caída de Saigón y el fin de la Guerra de Vietnam (1975).
7- La Revolución Islámica (1979).
8- El asesinato de John Lennon (1980).
9- La primera temporada de Michael Jordan en la NBA (1984. Inicio del deporte espectáculo).
10- La Mano de Dios de Maradona (1986. Internacionalización del deporte espectáculo).
11- La Caída del Muro de Berlín (1989).
12- La invención de Internet (entre 1989 y 1991, no lo tengo claro).
13- El 11-S (2001).

La lista -seguro- está incompleta. Toda sugerencia es bienvenida...

martes, 11 de enero de 2011

Cuestión de pasta

¿Tiene usted una tarjeta bancaria europea y necesita sacar dinero en Juba, capital de Sudán del Sur? ¡Entonces está usted jodido! Menos mal que Western Union opera por allá y que está el omnipresente Kenya Commercial Bank -mi banco keniano- para solucionar los apuros.

El tema de los cajeros automáticos en África (o al menos la oriental, que es la que más conozco) daría para una tesis. Mientras busco la cátedra apropiada, os dejo con la foto del primer cajero de Tanzania, que data de 1997. Tamaña reliquia no podría estar en otro sitio que no fuera el Museo Nacional del país, en Dar es Salaam. Y estaba operativo.

domingo, 9 de enero de 2011

Sudán del Sur: el día D en imágenes

Larga espera (algunos han pasado allí toda la noche)


Ellas


Ellos


Un freak pro-secesión


El presidente del Gobierno de Sudán del Sur, Salva Kiir, el primero en votar


George, what else?


También Kerry se apuntó al sarao... y le asaltó una polémica (y chiflada) ex soldado sursudanesa, Jamila Aguil, que le soltó un rollo de cuidao. Terminó diciendo: "Mr Kerry, thanks for Barack Obama". Descojono generalizado alrededor.


Vota que te vota





* Es sólo el primer día de votaciones en el referéndum de independencia de Sudán del Sur. Es probable que se prolonguen hasta el 15 de enero.

Y de extra, como ayer, la noticia en la prensa española: Agencia EFE, El País, El Mundo, ABC, Público, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña.

sábado, 8 de enero de 2011

Juba

Llevo casi cuatro días en Juba, la capital de Sur Sudán (o Sudán del Sur, denominación que parece imponerse en castellano). No sé quién decidió ponerle Sudán a este país, pero no le falta razón: hace un calor de pelotas.

Juba es una ciudad fea, sucia y muy cara. Menos mal que la amabilidad de los locales -aumentada por la euforia pre-referéndum- hace los días más llevaderos.


Mañana es el día D, cuando 3,9 millones de sursudaneses empezarán a votar en un referéndum que podría (y, probablemente, lo hará) desembocar en la independencia del sur. La cuenta atrás ha llegado al ansiado final y esta noche hay celebraciones que no pensamos perdernos.


De regalo, dejo aquí lo publicado hoy sobre esta historia por la Agencia EFE, El País, El Mundo, La Vanguardia, ABC y El Periódico de Cataluña.

martes, 4 de enero de 2011

Apuntes sursudaneses

Que digo yo que, yéndome a Juba mañana, ya podría ponerme las pilas con el asunto del referéndum de independencia de Sur Sudán del día 9. Por eso, mi lectura navideña ha sido Las causas originarias de las guerras civiles de Sudán, de Douglas Johnson. ¿Podría haber optado por uno de Eduardo Mendoza, para echarme unas risas? Pues sí, también. Pero el texto de Johnson, a pesar de lo que pueda sugerir el título, no es tan coñazo.

El conflicto eterno entre el norte y el sur de Sudán suele explicarse en dos párrafos como el norte musulmán enfrentado al sur negro, cristiano y animista. Cualquiera con medio dedo de frente puede imaginar que tal descripción es una simplificación hasta exagerada.

Para intentar comprender un poco mejor lo que por allí pasa, ahí van algunos extractos del libro (traducción libre):

"No sólo son musulmanes contra musulmanes, sino también 'africanos' contra 'africanos'. La guerra que una vez se describió como por el control de los escasos recursos ahora se ha cambiado por las abundantes reservas petrolíferas [del sur]".

"El animismo, tal y como se entiende ahora -una creencia en un mundo natural animado por espíritus supranaturales- no tiene seguidores en el sur, hogar de muchas religiones marcadamente teísticas".

"Hay una paradoja en Sudán: el territorio con más recursos naturales y más terreno cultivable [el sur] es el que menos desarrollado está. Esto se debe a una combinación de negligencia colonial y antiguas prácticas de explotación".

"La paradoja última de la independencia de Sudán es que aconteció bajo el empuje de un potencia colonial [Reino Unido] que quería desentenderse de sus responsabilidades residuales. No se consiguió a través de un consenso nacional expresado mediante métodos democráticos. Esta práctica sentó un precedente que ha rondado a la política sudanesa desde entonces: el de dar por sentada la voluntad popular y burlar los procedimientos legales acordados en todos los principales temas constitucionales".

"Pasa con el agua lo mismo que con el petróleo: Jartum [capital de Sudán, en el norte] demostró una vez más que lo que le preocupa es extraer los recursos del sur, sin que esto sirva para desarrollar la región. Una actitud más acorde con con la explotación interna de los viejos estados sudaneses que con la moderna construcción de una nación".

"Jartum ha sido más habil en manipular a su favor los eventos internacionales. [...] La habilidad del Gobierno [de Jartum] para abrir las explotaciones petrolíferas durante el periodo de la 'paz desde dentro' llevó a un marcado cambio de actitud de muchos gobiernos occidentales, en especial la Unión Europea, que estaba deseando hacer negocios con Jartum a pesar de su historial en materia de derechos humanos o de asociación con el terrorismo".

"La independencia del sur, por sí sola, no resolverá otros problemas con regiones que son aún parte del conflicto. [...] Existe el riesgo de que la nueva agenda internacional [surgida tras el 11-S] lleve a los nuevos actores a ignorar la cantidad de temas que han alimentado las recurrentes guerras civiles".

" [...] Sólo cuando la independencia del sur sea una opción real, el norte tendrá que elegir forzosamente lo que quiere: unidad o un estado islámico".


Pero estos factores son sólo pinceladas que están sobre el papel. Seguro que sobre el terreno hay otras tantas historias, percepciones y variables que, como siempre, no cabrán en ningún medio.