miércoles, 26 de diciembre de 2012

Ejercicios de calentamiento para Kenia 2013

Diciembre ha sido un mes interesante en el terreno político en Kenia. Me explico: se han concretado todos los malabarismos posibles e imaginables para aspirar a la presidencia del país, que se disputa en las elecciones previstas para el próximo 4 de marzo.

La verdad es que el tema cabalga entre ser de risa y ser dramático. Tragicómico. Por eso, y para no atragantarse con los polvorones, he optado por ilustrarlo con las viñetas de mi bienamado Gado, el caricaturista del Nation Media Group. Y nos lo tomaremos a cachondeo.

Después de que los diputados retrasaran las elecciones de agosto a diciembre de 2012 y, después, a marzo de 2013, ahora sí que sí parece que los kenianos van encarrilados a las urnas...

Hay luz al final del túnel, hay luz al final del túnel...

martes, 18 de diciembre de 2012

Kenianas: Emmy

Emmy lleva peluca. Como casi todas las mujeres acá. Pero se la cubre al vestirse de criada cuando trabaja en casa del señor Tamura. Emmy tiene luz, agua, retrete y ducha en su casa, que, además, es de cemento y no de chapa y uralita. Emmy tiene casi 38 años. "Aunque en mi carné de identidad pone que nací en 1976". Sabe que no merece la pena perderse en la burocracia keniana para enmendar la errata. Emmy es una de las kenianas más simpáticas que he conocido.

Emmy viene de un pueblo del oeste keniano, de Chirangani. Es de la tribu kalenjin, como los corredores más reputados de Kenia. Se parte de risa cuando le cuento que "una tienda de ropa de Europa ha dedicado a su tribu, la de los mejores corredores, su marca de atletismo". Emmy tiene a sus dos hijos en el pueblo. Emmy no tiene marido. Emmy habla tres idiomas.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Comprar un camello

Lleva un bastón apoyando en un hombro y cubre sus piernas con una colorida manta de cuadros blaugranas. Sus orejas están perforadas; sus dientes, hechos un asco. Sus treinta y ocho años equivalen a unos sesenta de los nuestros. El sol, en esta zona casi desértica del norte de Kenia, aplatana. Lemaya Liobor, comerciante de la tribu rendille, ha caminado tres días desde Ngurnit para llegar al mercado de ganado de Merille -donde se venden cabras, vacas y camellos-, y puede que se vuelva sin haber cerrado una sola venta.


"Vengo a pie, pero vuelvo en coche", aclara. Todo apunta a que la vuelta, aun motorizada, será con las manos vacías: el mercado está a punto de cerrar y no ha logrado acordar un buen precio para desprenderse de ninguno de sus camellos.