Jessica Padilla y su sobrina, seleccionando pagpag en su chabola del Santo Niño, en Tondo (Manila). Foto: Álvaro Barrantes. |
Danilo Valdra sobrevive vendiendo lo que tenga a su alcance. La chabola que habita en los arrabales de Manila apenas suma dos metros de lado. Es de madera, chapa y lona. Las calles de su favela, de barro. Cuando llega del mercado y abre la puerta de su hogar, su mujer le espera sentada en la estructura de madera que hace de cama. Tiene la mirada cansada y la pierna derecha amputada por debajo de la rodilla debido a complicaciones de una diabetes que no se puede permitir tratar.