Una periodista de AP, recién llegada de un viaje a Mogadiscio con las tropas de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), nos dijo una vez a una compañera de El Mundo y a mí que iba a publicar "un reportaje que iba a enfadar a mucha gente". "No va a dejar a nadie indiferente", nos decía la criaturica, mientras nosotros nos preguntábamos si lo estaba diciendo en serio. Estábamos flipando tanto que no tuvimos ni que preocuparnos en contenernos la risa: nos dejó pasmados.
Lo de ir a Somalia me recuerda bastante al ir a Corea del Norte por el que muchos corresponsales extranjeros suspiraban cuando estaba en Pekín. Parece como si ir a Somalia fuera un símbolo de estatus entre los periodistas de la zona. Así que ahora ya tengo un galón en la pechera. O algo.
Y, en realidad, se trata de algo que puede hacer cualquier plumilla que viva por estas latitudes. A mí me ha costado año y pico de dar la chapa a AMISOM, pero al final ha colado, porque la perseverancia siempre da frutos. La perseverancia, los dólares y algún contactillo.
Lo de ir a Somalia me recuerda bastante al ir a Corea del Norte por el que muchos corresponsales extranjeros suspiraban cuando estaba en Pekín. Parece como si ir a Somalia fuera un símbolo de estatus entre los periodistas de la zona. Así que ahora ya tengo un galón en la pechera. O algo.
Y, en realidad, se trata de algo que puede hacer cualquier plumilla que viva por estas latitudes. A mí me ha costado año y pico de dar la chapa a AMISOM, pero al final ha colado, porque la perseverancia siempre da frutos. La perseverancia, los dólares y algún contactillo.