viernes, 28 de septiembre de 2012

Mogadiscio, entre los búnkers y la playa

La ahora destrozada capital de Somalia debió ser una ciudad preciosa. ¡En serio! Echen un vistazo a esta postal:
 

Después de dos años viviendo y viajando por esta zona, no sería capaz de dar con una capital que aglutine algo comparable a la hermosa herencia arabesco-italiana de Mogadiscio. Las etíopes Lalibela o Gondar, la keniana Mombasa, la zanzibarí Stone Town, quizá... Ninguna ha sido la imponente ciudad que aseguran fue la Perla del Índico. Sólo sus restos ya impresionan. Y eso que las ruinas son de finales del siglo XX.

Masacrada entre unas cosas y otras de forma casi ininterrumpida desde 1991, Mogadiscio deja ahora entrever un intento de reconstrucción. Tímido, aún. Algo más veloz -afirman los residentes y la lógica- desde la expulsión de la milicia fundamentalista islámica Al Shabab de sus calles, hace ya más de un año.

martes, 18 de septiembre de 2012

miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿De transición a transformación?

"Deberíamos resistir la tentación de decir que vamos de una transición a otra. Porque, si no, quiere decir que no creemos en el proceso. Mi jefe [el representante especial de la ONU para Somalia, Augustine Mahiga] lo expresa así: estamos pasando de una transición a una transformación. De una población que ha sufrido la guerra a otra que está reconstruyendo el país". El que habla es Peter de Clercq, vicerepresentante de la ONU para Somalia. Número dos de la Oficina Política de la ONU en Somalia (UNPOS) y parte implicada hasta la médula en toda la transi-formación somalí.

Ahora que se acaba de elegir al nuevo presidente de Somalia para los próximos cuatro años, igual no es mal momento para echar un vistazo al proceso que ha terminado con la transición somalí. Para una primera idea general, quizá ayude leer el intento de explicación del proceso en 700 palabras que saqué el otro día.

Pero como hay imágenes que dicen mucho más que ciento cuarenta y siete páginas del Word, ahí va una foto del grande de Dai Kurokawa (EPA), con quien tuve la suerte de compartir también el viaje a Mogadiscio.