domingo, 31 de julio de 2011

Dos días en Dadaab

Un jueves cualquiera, un fotógrafo inglés y tres periodistas españoles partimos hacia los campamentos de refugiados de Dadaab. El viaje son nueve horas en autobús, de las que mi cerebro ha preferido eliminar todas ellas excepto dos momentos: los tres avestruces avistados por el camino y el doloroso recuerdo de los baches, que contribuyeron a que mi ya de por sí maltrecha espalda quedara en forma de uve doble. Y esto último preferiría olvidarlo también.

Un mapa muy apañao que he mangao del New York Times...

Dadaab está en el este de Kenia, a apenas cien kilómetros de la frontera con Somalia, en una zona árida a la que la sequía insiste en poner a prueba. Se ven muchos camellos, más que cabras o vacas, cuyos esqueletos no son difíciles de identificar junto al camino. Dicen que hay hienas, pero yo sólo veo a su hermano carroñero volador, el marabú. Hay infinidad y son todos igualmente repelentes.

Para hacerse una idea del paisaje, Dagahaley (uno de los tres campamentos que, junto a Ifo y Hagadera, forman Dadaab) significa "el lugar de las piedras". Y doy fe de que el nombre es generoso, porque no hay más que tierra, polvo, un calor insoportable, matojos secos y alguna acacia coronada por un marabú.


Entre lo deprimente del paisaje natural (el retratado en la foto no es lo habitual), se cuelan escenas divertidas del triste-y-no-menos-deprimente paisaje humano:

Sólo cuando empecé a fotografiarles me di cuenta de que se habían alejado para que sus hermanos cagaran tranquilos. Normal que estuvieran rotos de risa...

La mayoría de los refugiados son madres jóvenes. Huyen de la guerra en Somalia, que dura ya 20 años, y cuyas condiciones ha recrudecido la sequía y, ahora, el estado de hambruna declarado por la ONU en dos provincias del sur. El ganado de estos refugiados ha muerto o se lo ha apropiado el grupo radical islámico Al Shabab, vinculado a Al Qaeda y que combate al Gobierno Federal de Transción somalí para instaurar un estado musulmán en la región.

Las consecuencias de la sequía -la peor en el Cuerno de África en 60 años, según las Naciones Unidas- y la guerra las sufren los de siempre. Gente con la que hablo ha caminado 15 días para llegar a Dadaab, pero mis compañeros me dicen que algunos de sus entrevistados han incluso doblado la duración de esa -literal- travesía en el desierto. Ese mismo día, según un trabajador de Dadaab, a las 9 de la mañana había 33 grados. Para hacerse una idea.

Los tres campamentos de Dadaab se construyeron a principios de los 90 para acoger a los somalíes que huían de la guerra, cuando ésta comenzaba. Se diseñaron para acoger a 90.000 personas y ya son alrededor de 400.000. Las matemáticas siempre se me han dado fatal, pero me llega para calcular que, agolpados en los alrededores de los campos, hay... un huevo de gente en tiendas provisionales, una especie de iglúes de paja, tela y plástico. Este asentamiento, en teoría provisional, es el tercer núcleo poblacional de Kenia en número de habitantes, por detrás de Nairobi y Mombasa. En España, se aproximaría a la población de Murcia, séptima ciudad del país.

Los refugiados más afortunados tienen ya una tienda de verdad proporcionada por ACNUR. Los que llevan años en los campamentos tienen hasta sus propias chabolas de chapa montadas en una pequeña población, con mercado y todo. Nos dice una trabajadora de ACNUR que, al principio, los somalíes ricos de Mogadiscio que huyeron de la guerra, se establecieron en Hagadera, el que sigue siendo el campamento "más sofisticado", dice. Es también el más alejado de Somalia de los tres.

En medio de este panorama, llega una alta funcionaria española a ver que, uf, las cosas están chungas aquí, y hay que reaccionar. Y para que los medios le demos publicidad. El mío me obliga a cubrir una visita que, de otro modo, habría obviado gustosamente. Esta señora habla de un sitio llamado Ifon, un término a medio camino entre el nombre del campamento de Ifo y el iPhone.

No sólo existe Ifo, sino que también Ifo 2 e Ifo 3. El número 2 está listo, con tanques de agua, letrinas, parcelas delimitadas para las tiendas y algunas casas de arcilla que ya quisieran para sí buena parte de los kenianos. De hecho, un trabajador de Care International me cuenta que la población local, los habitantes de Dadaab pueblo, se quejan de no poder optar a los servicios dispensados a los refugiados, a pesar de estarles acogiendo en su tierra.

Casas de verdad en Ifo 2

No obstante, aunque Ifo 2 está listo, al Gobierno de Kenia no le hace gracia dar un alojamiento permanente a cientos de miles de refugiados. Pero -me decía el responsable de ACNUR en Kenia, el español Javier López-Cifuentes-, hay que reconocer la labor de Kenia alojando a innumerables refugiados de los países vecinos en su territorio. No hay más que ver la que se lió en la isla italiana de Lampedusa por 20.000 personas y sacar cada uno sus propias conclusiones.

En Dadaab me topo -una vez más- con la perversión de los medios, de la que la mayoría de los periodistas, de uno u otro modo, participamos. Por eso les digo a mis padres que se crean más bien poco de lo que leen en la prensa. El otro día, sin ir más lejos, El País destacaba que la guerra había vuelto a las calles de Mogadiscio. Y firmado desde Madrid. Con dos cojones, "el periódico de referencia". No llevo ni un año en Kenia y he pasado innumerables teletipos de diez o quince muertos en enfrentamientos en la capital somalí.

Me estoy dispersando... ¡ah! ¡sí! Los periodistas. Qué raza que somos. Si no grabamos al niño más famélico de todo el hospital no somos felices. Nos cuenta una trabajadora de Médicos sin Fronteras que una televisión estuvo cerca de una hora haciendo preguntas a una señora, que estaba junto a su hijo malnutrido. Se pueden captar imágenes así sin perder las formas, coño, y dejando en paz a la gente, que bastante tiene con lo que tiene. La única parte buena que le veo es que la imagen de un chaval esquelético puede motivar una respuesta. Aunque en vez de ayuda humanitaria, esa respuesta puede ser apretar el + del mando a distancia, cambiar de canal y seguir comiendo el filete empanao.

Una de las partes malas: llega la idea de que sólo hay niños malnutridos. Me lo han preguntado ya varias personas y yo mismo llegaba con esa idea. Y no sé si es que cada vez me voy haciendo más viejo y cínico o que la vida en Nairobi me ha acostumbrado a ver gente muy jodida por la calle. O quizás otras muchas cosas. El caso es que un compañero y yo coincidimos en señalar que nos lo esperábamos peor. Afortunadamente, no cumplió con nuestras expectativas. Lo cual no quiere decir que la gente no esté en una situación precaria a más no poder. Todo esto lo comentamos, bebida en mano, en el bar del complejo de ACNUR, donde tenemos habitaciones con ducha y aire acondicionado. Es complicado no volverse loco con los contrastes.

No obstante, por primera vez en muuuucho tiempo, suelto una lágrima. No lo digo por hacerme el duro -que quienes me conocen bien saben que soy un sensiblero de cuidao-, pero es cierto que me cuesta llorar. La lágrima me la provoca la visión de un niño famélico, un esqueleto diminuto recubierto de piel al que su madre está bañanado. Da la impresión de que se puede romper en cualquier momento. Bajo la cabeza, igual que hago cuando veo una escena de quirófano en la tele. Sólo que ésta imagen me provoca congoja y no asco. Y pienso -y así se lo digo a un compañero- que, en el llamado "primer mundo", estamos locos.

Un refrán castellano reza: muerto el perro, se acabó la rabia. Pero claro, matar -o, mejor aún: sanar- a Somalia no es como arreglar el guardabarros delantero de la bici (que es lo que me dispongo a hacer en cuanto termine de teclear esto). Pero, si Somalia funcionara mínimamente, quizá dejaríamos de ver capítulos de piratería en el Índico o refugiados que abandonan su tierra o teletipos de agencia de veinte muertos en el mercado de Bakara, en Mogadiscio, un día entre semana.

La situación actual es, en definitiva, un cúmulo de enormes problemas a los que, por reduccionismo, les hemos terminado dando el nombre de un punto geográfico: Dadaab. Los frentes de este problema son infinidad y de difícil solución. O lo mismo es que soy un lerdo y aún no me he enterado de que no interesa solucionarlos. Quién puñetas sabe.


* Nota mental: no volver a decir "me muero de hambre", "joder, qué puto calor" o "la puta, qué sed". Se ha convertido en una cuestión de respeto.

martes, 26 de julio de 2011

Naturaleza muerta


Una foto para abrir boca, después de este largo paréntesis. Luego vendrá mucho más.

He estado en el campamento de refugiados de Dadaab -el que dicen que es el mayor del mundo- y después me han llevado al norte de Kenia a ver cómo salen adelante en una de las zonas más afectadas por la sequía, esa que la ONU considera que es la peor de los últimos 60 años en el Cuerno de África. Se calcula que hay once millones de afectados por la sequía en la región. Casi nada.

sábado, 9 de julio de 2011

Bienvenidos a la República de Sudán del Sur


Por la gracia de la Wikipedia (que a las 00:06 de hoy, hora local, ya tenía la entrada lista -sí, he estado actualizando la entrada hasta que ha salido la nueva, no hagas comentarios-) ya existe la República de Sudán del Sur. Google maps está tardando ya en dibujar la nueva frontera.

El mapa...

...que está en esta parte del mundo


La bandera...

El escudo...
El escudo en versión chaval de primaria, pero en cualquier caso mejor que el anterior...
No me jodas, hombre. Un rinoceronte de pié y un marabú. Porque es no es un picozapato, seamos serios...

Y agárrense los machos, que viene el himno:



Y la capital, Juba, en una vista aérea en 2006 (un año después del fin de una guerra de dos décadas con el norte que acabó con unos 2,5 millones de vidas):


... pero que quieren que sea tal que así (en consonancia con un colgao que quiere que su país sea como Estados Unidos):


Y... cuando la conocí yo, en enero de 2011, era ligeramente distinta, aunque varios amigos me han asegurado que han construido mucho. Será interesante ver los cambios la próxima vez que caiga por allá...

Quizá para entonces ya circule la nueva moneda -todo apunta a que usarán la libra sursudanesa- y se marque otro prefijo telefónico ue no sea el +249. Y, por favor, que los medios españoles se aclaren de una maldita vez con el gentilicio: sursudanés. ¿Acaso no se dice surcoreano? Cada vez que leo sudanés del sur me da un mal [deformación profesional, debe de ser].

Sudán del Sur lo componen unos 9 millones de personas que viven en una extensión similar a la de la península Ibérica. Un informe que leí hace meses (y que ahora no encuentro) señalaba que, bien cultivado, su terreno podría producir suficiente comida como para alimentar al resto del continente.

Sin embargo, el negocio del petróleo será seguramente el que decida muy buena parte del PIB. Los pozos petrolíferos de la conflictiva región petrolera fronteriza de Abyei y alrededores serán, quizá a partes iguales, motivo de alegría y de desgracia. Todos quieren sacar tajada de ellos y Sudán del Sur se está frotando las manos. Probablemente, ganen los de siempre.

Pero, qué carajo, que hoy es día de celebraciones... Y no sólo en Sudán del Sur, sino también en Argelia, que al dividirse Sudán se ha convertido en el país más extenso de África.

En cinco minutos empezará la ceremonia.

viernes, 8 de julio de 2011

Cuenta atrás

En enero, cuando los sursudaneses votaron en referéndum si se separaban del norte, había gigantescas cuentas atrás distribuidas por Juba, la capital del [casi casi] nuevo Estado. No sé si en esta ocasión, cuando quedan apenas horas para que nazca el nuevo país, la República de Sudán del Sur, han repetido la experiencia. Lo que sí se puede ver -aún estando en Nairobi, rabiando por no poder asistir mañana a la declaración de independencia- es la euforia desatada, en forma de celebraciones televisadas, mensajes de nervios y esperanza que los amigos sursudaneses cuelgan en las redes sociales o artículos publicados por la prensa regional.

Me ha gustado uno en particular, sobre un asunto que siempre despierta grandes sueños: el deporte [en inglés].

Traduzco libremente el inicio:


"El campo de fútbol es un patatal, el portero de la selección nacional tiene que largar del fondo de la red a las famélicas cabras y el combinado de baloncesto entrena en el patio de una escuela de niñas.

Aunque Sudán del Sur no tiene aún un historial deportivo reconocido, sus selecciones reflejan las esperanzas y los sueños del que está a punto de convertirse en el país más nuevo del planeta"...

Sin embargo, a pesar de toda la épica y el momento de especial emoción, muchos nos tememos que va a ser lo de siempre: un nuevo estado... corrupto, con la mayoría de la población en la miseria. Gado, el genial viñetista del Nation Group -la empresa periodística más importante de África occidental- lo reflejaba de manera descorazonadora ayer en el Daily Nation:

"Así que a eso se referían con lo de empezar de cero..."

Y de regalo lo que, de momento, he visto que mis amigos han publicado desde Juba: José Miguel Calatayud, en El País (I y II).

miércoles, 6 de julio de 2011

Esa ONG llamada Al Shabab

De los creadores de Oye, mira, que te llamo de Al Qaeda...


Érase que se era un grupo integrista islámico que trataba de imponer un estado musulmán radical en Somalia. Y en estas que, una vez, en uno de sus muchos desvaríos, consideró que, estando el país tan apañao como está [en guerra civil desde 1991], para qué iban a dejar que las organizaciones humanitarias hicieran su trabajo. Y prohibieron su actuación en las zonas que dominaban. Si, al fin y al cabo, no son más que el caballo de Troya de los intereses occidentales y están controladas por sus marionetas. Y esas cosas.

Esto está relacionado con la emergencia humanitaria en Dadaab que comentaba en la anterior entrada. La sequía ha conseguido que Al Shabab [cuyo líder, Sheikh Mukhtar Abu Zubeyr, o Ahmed Godane para los amigos, juró lealtad a Bin Laden en 2009] se eche atrás y pida ayuda, porque se le muere la (potencial) parroquia. Cosas veredes, Sancho...

martes, 5 de julio de 2011

Dadaab


Llevo un tiempo queriendo ir a Dadaab, el que dicen que es el mayor campo de refugiados del mundo. Está en el noreste de Kenia, cerca de la frontera con Somalia, y está diseñado para unas 90.000 personas, pero se estima que los refugiados suman unos 400.000. La pertinaz sequía que azota el Cuerno de África -dicen que la peor en 60 años, en una tierra ya de por sí árida-, sumada al efecto del conflicto somalí, ha multiplicado la afluencia a Dadaab.

Mi amigos Anna, Xavi y Júlia han estado hace poco. Y me han contado historias que quiero ver con mis propios ojos. Mientras me llega el momento, os dejo con sus letras. Anna Mayumi en Die Presse (en alemán, pero que viva el traductor de Google), Xavier Aldekoa en La Vanguardia y Júlia Badenes en El Periódico.

* la foto es de Júlia.

domingo, 3 de julio de 2011

Resumiendo

Las vacaciones y la resaca vacacional me están pasando factura y me da una pereza especial retomar el blog. Pero voy a hacer un esfuerzo porque, al fin y al cabo, me lo paso bien contando tonterías por aquí. Seguramente las próximas entradas sean poco más que fotos de los nuevos descubrimientos de estos días y pajas mentales varias. Quizá incluso retorne a Uganda, que era de lo último que hablaba antes de marcharme, ya hace casi un mes.

Por ahora, resumo un poco cómo ha estado la zona en este tiempo de ausencia:

- El presidente senegalés, Abdoulaye Wade, presentó un proyecto de Ley para modificar la Constitución y así resultar aún más fácilmente elegible en las próximas elecciones de febrero. Los senegaleses dijeron que por los cojones. Resultado: 107 heridos. Wade retiró el proyecto y canceló un par de viajes al extranjero, no fuera a ser que luego no le dejaran volver.

- Entre el 30 de junio y el 1 de julio, se ha reunido en la capital de Guinea Ecuatorial, Malabo, la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Africana. Se ha hablado mucho de Libia. A destacar: los peces gordos africanos han dicho que se van a pasar por el arco del triunfo la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional contra Gadafi. Y Gadafi ha dicho que como la OTAN no deje de bombardear Libia, que Europa se atenga a las consecuencias. Y así nos va.

- Una noticia decente: la UNESCO ha declarado Patrimonio de la Humanidad Fort Jesus (aquí le eché algunas fotos, pero aquí se hace uno mejor idea del tinglao), la impresionante fortaleza portuguesa de finales del XVI de Mombasa. Si en algún momento algún lector cae por Kenia, que no pase por alto la visita. Y que me de un toque, ya de paso.

- Queda menos de una semana para que Sudán del Sur, el futuro país número 54 de África y 193 del mundo, declare su independencia. Como el amiguismo nunca pasa de moda, aprovecho para recomendar las venturas (de momento des- pero esperemos que en breve se tornen en a-) en Sudán del Sur [en inglés] de José Miguel Calatayud, amigo y compañero. Está en Juba, la capital sursudanesa, donde ha ido, con una mano delante y otra detrás, a cubrir la independencia. No sabe uno si reírse o llorar al leerlo, pero lo cierto es que el abajofirmante mataría por estar allí en los próximos días. Lejos queda ya el recuerdo de la cobertura de referéndum de independencia...