Que digo yo que, yéndome a Juba mañana, ya podría ponerme las pilas con el asunto del referéndum de independencia de Sur Sudán del día 9. Por eso, mi lectura navideña ha sido Las causas originarias de las guerras civiles de Sudán, de Douglas Johnson. ¿Podría haber optado por uno de Eduardo Mendoza, para echarme unas risas? Pues sí, también. Pero el texto de Johnson, a pesar de lo que pueda sugerir el título, no es tan coñazo.
El conflicto eterno entre el norte y el sur de Sudán suele explicarse en dos párrafos como el norte musulmán enfrentado al sur negro, cristiano y animista. Cualquiera con medio dedo de frente puede imaginar que tal descripción es una simplificación hasta exagerada.
Para intentar comprender un poco mejor lo que por allí pasa, ahí van algunos extractos del libro (traducción libre):
"No sólo son musulmanes contra musulmanes, sino también 'africanos' contra 'africanos'. La guerra que una vez se describió como por el control de los escasos recursos ahora se ha cambiado por las abundantes reservas petrolíferas [del sur]".
"El animismo, tal y como se entiende ahora -una creencia en un mundo natural animado por espíritus supranaturales- no tiene seguidores en el sur, hogar de muchas religiones marcadamente teísticas".
"Hay una paradoja en Sudán: el territorio con más recursos naturales y más terreno cultivable [el sur] es el que menos desarrollado está. Esto se debe a una combinación de negligencia colonial y antiguas prácticas de explotación".
"La paradoja última de la independencia de Sudán es que aconteció bajo el empuje de un potencia colonial [Reino Unido] que quería desentenderse de sus responsabilidades residuales. No se consiguió a través de un consenso nacional expresado mediante métodos democráticos. Esta práctica sentó un precedente que ha rondado a la política sudanesa desde entonces: el de dar por sentada la voluntad popular y burlar los procedimientos legales acordados en todos los principales temas constitucionales".
"Pasa con el agua lo mismo que con el petróleo: Jartum [capital de Sudán, en el norte] demostró una vez más que lo que le preocupa es extraer los recursos del sur, sin que esto sirva para desarrollar la región. Una actitud más acorde con con la explotación interna de los viejos estados sudaneses que con la moderna construcción de una nación".
"Jartum ha sido más habil en manipular a su favor los eventos internacionales. [...] La habilidad del Gobierno [de Jartum] para abrir las explotaciones petrolíferas durante el periodo de la 'paz desde dentro' llevó a un marcado cambio de actitud de muchos gobiernos occidentales, en especial la Unión Europea, que estaba deseando hacer negocios con Jartum a pesar de su historial en materia de derechos humanos o de asociación con el terrorismo".
"La independencia del sur, por sí sola, no resolverá otros problemas con regiones que son aún parte del conflicto. [...] Existe el riesgo de que la nueva agenda internacional [surgida tras el 11-S] lleve a los nuevos actores a ignorar la cantidad de temas que han alimentado las recurrentes guerras civiles".
" [...] Sólo cuando la independencia del sur sea una opción real, el norte tendrá que elegir forzosamente lo que quiere: unidad o un estado islámico".
Pero estos factores son sólo pinceladas que están sobre el papel. Seguro que sobre el terreno hay otras tantas historias, percepciones y variables que, como siempre, no cabrán en ningún medio.
1 comentario:
me lo apuntó ;) Yo he leído la biografía de Monseñor Paride Tabán, un activista religioso de derechos humanos sursudanés, te lo recomiendo ;) lo edita Mundo Negro
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