miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿De transición a transformación?

"Deberíamos resistir la tentación de decir que vamos de una transición a otra. Porque, si no, quiere decir que no creemos en el proceso. Mi jefe [el representante especial de la ONU para Somalia, Augustine Mahiga] lo expresa así: estamos pasando de una transición a una transformación. De una población que ha sufrido la guerra a otra que está reconstruyendo el país". El que habla es Peter de Clercq, vicerepresentante de la ONU para Somalia. Número dos de la Oficina Política de la ONU en Somalia (UNPOS) y parte implicada hasta la médula en toda la transi-formación somalí.

Ahora que se acaba de elegir al nuevo presidente de Somalia para los próximos cuatro años, igual no es mal momento para echar un vistazo al proceso que ha terminado con la transición somalí. Para una primera idea general, quizá ayude leer el intento de explicación del proceso en 700 palabras que saqué el otro día.

Pero como hay imágenes que dicen mucho más que ciento cuarenta y siete páginas del Word, ahí va una foto del grande de Dai Kurokawa (EPA), con quien tuve la suerte de compartir también el viaje a Mogadiscio.














 "No hay un plan B si no se cumple el plazo, porque si hay un plan B, la gente irá a por el plan B". La frase también es de De Clercq, que en el momento de la entrevista, el 9 de agosto pasado, deseaba en lo más íntimo de su corazón que el plazo fijado en 2011, el 20 de agosto, se cumpliera. Pero no fue así: a la vista está que ha sido el 10 de septiembre cuando se ha zanjado la elección presidencial.

El plan A -muy esquemáticamente y, casi seguro, contado con muchas lagunas- era el que sigue:

1- La ONU respalda a un Gobierno de transición, que comienza en 2004.

2- Con el apoyo y la supervisión de las Naciones Unidas, los actores políticos somalíes respaldados por la comunidad internacional acuerdan un sistema representativo que les permita poner fin a la transición. El país está en buena medida en manos de los radicales islámicos de Al Shabab, así que de elecciones democráticas ni hablamos. Se opta por representación tradicional, y que sean los ancianos de los distintos clanes somalíes los que se echen la responsabilidad a la chepa. 135 ancianos, 135 líderes que tendrán que elegir a una Asamblea Nacional que aprobó (el 1 de agosto) una cuestionada Constitución y los 135 mismos que elegirán a los diputados de un Parlamento. A su vez, la citada Cámara elegirá al presidente, que fue lo que pasó anteayer.

Un inciso para que hable del tema De Clercq:

"Los ancianos tradicionales no han sido elegidos. Cuando surgió el tema, nos explicaron: 'Todo el mundo sabe quiénes son'. Que luego resultó ser más complicado que eso. Hay un núcleo de ancianos, menos de los 135, que son los líderes indiscutibles, como 50 ó 60. El problema es que ese número no responde al criterio del 4,5. Porque el número actual de 135 son 4,5 por 30".

Si te has leído el texto enlazado al principio, ya sabrás que...

La controvertida "fórmula 4,5" establece cuatro clanes mayoritarios en Somalia (Darod, Dir, Hawiye y Rahanweyn), y el "coma cinco" serviría para representar a los clanes minoritarios, por lo que todos los clanes del país -asegura De Clercq- están representados en ese "consejo de ancianos".

3- Vale, bien, ya tenemos 135 ancianos. No todos entran en nuestro concepto de "anciano", pero mejor no complicar más el asunto. También tenemos a una Asamblea Constituyente que ha servido para aprobar una controvertida Carta Magna. Esto es a principios de agosto. Y los ancianos tienen que elegir a los 275 diputados del nuevo Parlamento -volvemos a De Clercq- a través de "tres criterios principales: que tenga como mínimo estudios de secundaria, que no tenga un historial criminal de violencia o intimidación y que haya un 30 por ciento de mujeres".

¿La selección de diputados realizada por los ancianos tradicionales va a misa (o a la oración del viernes en la mezquita de turno)?

No, hay un órgano llamado Comité Técnico de Selección que tiene que censurar las listas de diputados que les entreguen los ancianos [¿alguna otra sugerencia para traducir elders?]. Este comité lo componen 27 somalíes con derecho a voto + los dos jefes de UNPOS (Mahiga y De Clercq) como supervisores + 7 observadores internacionales.

Una pausa para hablar de la cuota del 30 por ciento de mujeres:

De Clercq: "Es un número muy ambicioso" [...] "Cuantas más mujeres haya en el Parlamento, más opciones habrá de una Cámara diferente que se centre en los temas importantes [en los que las mujeres no habían podido participar políticamente de forma significativa], como el apoyo a la familia, niños, salud, educación, estabilidad, seguridad, que son importantes para todo el mundo" [...] "Muchos de los ancianos vienen de zonas rurales. Si sólo pueden elegir 3 diputados, no están demasiado a favor de incluir a una mujer entre ellos".

Otra fuente de UNPOS: "También había que haber logrado un 30 por ciento de mujeres para la Asamblea Nacional Constituyente y fue un 24. Lo aceptamos, pero les dijimos que para el Parlamento debían elegir un 30" [...] "Los ancianos buscan excusas para no incluir mujeres en las listas". [Días más tarde] "Las mujeres van a ser alrededor de un 15 por ciento de la Cámara, pero es un logro respecto al anterior Parlamento, donde eran un 5 por ciento..."

Uno de los ancianos, Sultan Aliyoow Ibrow, que a sus 42 años no es tan "anciano" y que vio el rol de las mujeres en una sociedad como la estadounidense durante los 18 años que vivió allí: "El 30 por ciento [del Parlamento] es una buena proporción. Otros ancianos y yo estamos en campaña por las mujeres y presionamos al resto de los miembros. Algunos dicen que son musulmanes y que no quieren a las mujeres [en el ámbito político]".

Muy buenas intenciones, pero al final en el Parlamento somalí (que, si todo sale según lo previsto, durará cuatro años) hay alrededor de un 15 por ciento de mujeres.

4- Et voilà, ya hay un Parlamento. Con quórum, pero sin todos sus miembros designados. El 60 por ciento también eran diputados del anterior Parlamento pelele. El Comité Técnico de Selección rechaza a muchos de los propuestos por los ancianos porque son antiguos señores de la guerra (no cumplen con el requisito del historial criminal limpio). Una veintena de ellos serán investidos como diputados a la carrera para completar el Parlamento el mismo día de la elección del presidente. Uséase: anteayer. Y serán quienes voten también por el que será el presidente del país durante los próximos cuatro años. Una victoria para los criminales. Esta maniobra es una chapuza del copón y esperemos que no tenga consecuencias futuras.

5- Elección presidencial: 10 de septiembre.
En la tele da la sensación de que en la sala de la votación hace un calor... de cojones importante y el asunto tarda una eternidad, incluso para estándares somalíes. Nota graciosa: antes de empezar a introducir las papeletas en la urna, los asistentes electorales muestran el prisma de cristal transparente para mostrar que no hay ningún sobre dentro. Pero da más bien la impresión de que, de un momento a otro, un mago va a taparlo con un trapo y hacer aparecer un conejo. O un presidente. En cualquier caso, se elegirá al octavo presidente del país entre una veintena de candidatos en las primeras elecciones que tienen lugar en suelo somalí desde 1967. Casi nada. Un momento histórico y ya ven, al mundo se la sopla siete veces.

Me voy a saltar las dos primeras rondas de votación para llegar directamente a la decisiva. La votación final queda entre el académico Hassan Sheikh Mohamud y el presidente saliente, Sharif Sheikh Ahmed, en el poder desde 2009 y al que se le ha acusado de compra de votos para esta elección y de mangoneo en general mientras ostentaba el cargo. Ya durante la entrevista  que nos concedió a los periodistas que viajamos con AMISOM a Mogadiscio el mes pasado, evitó hablar de mecanismos anticorrupción, y eso que le preguntamos bastante claramente sobre eso:

"Trabajamos en un país en el que los servicios sociales y el sistema financiero se desmoronaron. Luchamos contra Al Qaeda, pero en el próximo mandato todos los sistemas se reconstruirán".

Resultado de la votación: gana Hassan Sheikh Mohamud por goleada. Los somalíes jamás han reelegido a ninguno de sus presidentes, así que Ahmed tenía el destino escrito.

¿Quién es el nuevo presidente de Somalia?

55 años. Es un somalí con estudios universitarios, un activista cuya experiencia poítica previa se limita prácticamente a la creación, en 2011, el Partido para la Paz y el Desarrollo. Además de somalí, habla inglés. Un hombre íntegro que nunca se fue de Somalia durante la guerra. De la corriente islámica salafista, pero moderado. En 1999, fundó un instituto que después se convertiría en universidad. Profesor universitario. Y aunque el tipo era un desconocido para la prensa extranjera, ya había quien advertía sobre su relevancia desde antes de empezar las votaciones. Muy importante recalcar que no es un hombre de la numerosa diáspora somalí.

"Al menos no es un señor de la guerra", dice, al enterarse de la elección de Mohamud, un somalí residente en el barrio de Eastleigh, en Nairobi.

"Ha estado educando gente, no matándola", destaca otro conciudadano a la BBC.

Aquí enlazo un perfil (en inglés) elaborado por la cadena británica.

Ahora bien, ¿qué país controla el Gobierno que desde anteayer preside Mohamud? Por el momento, una porción de un gruyere agujereado por los fundamentalistas islámicos de Al Shabab...

El pobre, además, ha tenido la suerte de inaugurar su mandato con fuegos artificiales: día y medio después de ser investido presidente, Al Shabab intenta asesinarlo con varios ataques suicidas contra el Hotel Jazeera, en el que iba a dar una rueda de prensa. Salió ileso, pero debió de pensar que "bien empezamos".

En cualquier caso, hasta la elección del presidente, la transición. Ya está, ya se ha terminado.


¿Qué queda ahora? Joder, pues todo lo demás, que no es poco.

Hay algunos retos principales. La entrevista con el cretino graciosete del exprimer ministro, Abdiweli Mohamed Ali, nos dio algunas pistas. Él menciona sobre todo la importancia de liberar al país de los fundamentalistas islámicos (una guerra que parece que van perdiendo en estos momentos), la necesidad de dinero extranjero (en forma de ayuda o de inversión) para desarrollar el país, y la puesta en marcha de instituciones básicas.

Pero quizá sea mejor leer a alguien que de verdad sabe de lo que está hablando: un análisis (en inglés) del periodista somalí Abdi Aynte. El reportero cree que las tareas más urgentes de Mohamud son declarar la guerra a la tremenda corrupción que sufre el país africano (peor clasificado en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional); reconstruir instituciones estatales competentes (y creíbles, añadiría yo, si se me permite); la reconciliación entre los somalíes de todas las facciones tras un conflicto casi ininterrumpido desde 1991, y que aún no ha terminado; y una revisión y puesta a punto tanto de la polémica Constitución como de los mecanismos de Gobierno.

La periodista de la BBC Mary Harper, que ha cubierto la evolución de Somalia desde el inicio del conflicto, a principios de los 90, también pone su granito de arena:

"Una vez que la alegría y, quizá, la sorpresa de haber sido elegido presidente se desvanezca, se podrá disculpar que a Hassan Sheikh Mohamud le dé un mareo ante la perspectiva de gobernar Somalia".

[...]

"El hecho de que Mohamud sea nuevo en política es una fortaleza y una debilidad. Quiere decir que no se le asocia con la corrupción y la violencia del pasado".

[...]

"Otro obstáculo es la implicación de varias potencias extranjeras en Somalia. La ONU, Estados Unidos, la Unión Europea, los estados del Golfo, Turquía y otros han invertido tanto dinero, tiempo y trabajadores en Somalia que quizá quieran dirigir el futuro político y económico del país".

[...]

"Como emprendedor de éxito que es, Mohamud sabrá que a pesar, y en ocasiones, a consecuencia de todos estos años sin un gobierno efectivo, algunos de los sectores de la economía han florecido".

[...]

"El nuevo presidente haría bien en introducir en la política algo del dinamismo, creatividad y resistencia de la comunidad empresarial de Somalia, que ha prosperado a pesar de las circunstancias".


¿Puede la nueva Somalia aprender del pasado?

Aunque durante su discurso inaugural, Mohamud abogó por olvidar el pasado y pasar página, hay mucho que aprender, y no sólo los somalíes. Los actores externos tienen una lección importante por asimilar.

En su libro Getting Somalia Wrong?, Mary Harper resalta las relativamente satisfactorias experiencias de la región autoproclamada independiente de Somalilandia (en 1991), en el norte, y de la Unión de Tribunales Islámicos (UTI).
Somalilandia es una experiencia democrática medianamente satisfactoria y con una situación de seguridad más o menos aceptable. Pero ningún país de peso en la Comunidad Internacional lo reconoce.
Por su parte, el momento de dominio en el centro-sur de Somalia de la UTI, a mediados de la década pasada, fue un periodo de relativa paz, estabilidad, y funcionamiento de algo parecido a un Estado. Pero EEUU, que tenía muy reciente la caída de las Torres Gemelas, catalogó a la UTI de grupo terrorista y apoyó al Ejército de Etiopía para que lo desalojaran.

Harper concluye que, a la vista de estas dos experiencias, se podría decir que los somalíes, cuando se les deja a su aire, saben construir mecanismos gubernamentales efectivos.

A ver qué sale de todo esto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro y ameno, como siempre. Me sacas de Irán, y te lo agradezco. Una pista: prueba a traducir "elder" por "sabio", al fin y al cabo los famosos "ancianos" clánicos suelen remitir a una idea de sabiduría (si luego es verdad, ya se verá); pero la palabra "sabio", al revés que "anciano", no va aparejada a una cierta edad. Al menos yo he utilizado esa traducción alguna que otra vez.

Javier Triana dijo...

Muchas gracias por el apunte, Nacho. Me guardo lo de "anciano" para futuros textos. Coincido: es mucho más acertado y no va asociado a la edad. Un abrazo!

Javier Triana dijo...

"Sabios", quería dicil :)