viernes, 8 de abril de 2011

Vivir en la guerra

Para bien o para mal, nunca había tenido comunicación directa con gente que estuviera viviendo una guerra. Hasta ahora. El conflicto de Costa de Marfil (véase la anterior entrada) ocupa mis horas. Aunque sea por correo electrónico, aunque nunca nos hayamos visto nunca la cara, aunque no llevemos más de un mes en contacto y aunque mi nivel de francés sea el de Google Translator, el corresponsal local que tenemos en Abiyán me ha escrito un e-mail en el que dice lo que sigue:

"Estoy a punto de salir a la calle a ver si puedo encontrar algo de comida para mi familia. Hemos estado encerrados ocho días y no nos queda nada en casa".

Y me ha dejado de piedra. La situación es tan dramática que hasta dan ganas de reírse.

3 comentarios:

sanbru dijo...

Como hubiera cambiado tu historia eeee...tu ibas a estar alli en un principio...

Javier Triana dijo...

Sí, tío, creo que habría dejado a mis padres con el culo prieto para el resto de sus vidas. Y yo acojonaíco perdido que estaría, clarostá.

Anónimo dijo...

siempre habra mas amigo saludos