Turquía en Somalia

Desde hace unos años se habla, cada vez más, de la creciente presencia de China en África. Es un tema que tiene muchísima miga y del que, seguro, sabemos sólo una mínima parte. Conté algo de esto hace tiempo por aquí y por acá. Pero hace unos meses supe de otro asunto, otro país no africano, que empezó a hacer negocietes -al menos yo me enteré entonces- en la zona negra del continente: Turquía.

A mediados de agosto, Mogadiscio amaneció teñida del rojo de la bandera turca. Una delegación de 231 peces gordos -incluido el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan- procedentes del país euroasiático visitó Mogadiscio y se comprometió a reconstruir la ciudad: calles, colegios, tendido eléctrico, conducciones de agua potable, hospitales... Les cayeron cuarenta contratos de obra.

El comisario de Ayuda de Emergencia de Somalia, Abdihakim Hadi Faqi, dijo entonces que Turquía era el país que más ayuda estaba destinando durante la actual crisis humanitaria.

Dos días antes, Erdogan se había referido a Somalia como "un examen para la humanidad", y anunció una de las contribuciones de países donantes más generosas. Todo esto en una reunión extraordinaria sobre la crisis en el Cuerno de África de la Organización de la Conferencia Islámica.

Como la historia me pareció curiosa, le pregunté por ella al bueno de Andrés Mourenza (aquí su blog), corresponsal en Estambul desde hace seis años, y quasi amigo-de-toda-la-vida. Esto es lo que contestó:

¿Qué espera Turquía? Tú lo has dicho: ser una nueva Francia, un nuevo EEUU... una potencia. Y sabe ganarse bien a los países musulmanes, con sus organizaciones caritativas, etc... y si de ahí caen contratos de reconstrucción, pues perfecto. 
Turquía es la nueva España en eso de dedicarse a construir: si vieras cómo tienen el país... Madrid con Gallardón pero en un territorio que dobla España. 
El hecho de ayudar a Somalia, que están publicitando mucho, les ayuda a tener una mejor imagen en el resto de países musulmanes, lo que unido a sus críticas a Israel, está convirtiendo a Erdogan [el primer ministro] en el amo de la calle. 
De este modo, Turquía puede entrar en muchos países sin una imagen de potencia colonizadora -que en el fondo es lo que terminará haciendo- como la que tienen los estados europeos, EEUU y China. Digamos que la ayuda a Somalia es la vaselina...

Vaya si lo publicitan: a mitad de septiembre, una ONG turca aseguraba que había logrado repartir ayuda humanitaria en territorio controlado por Al Shabab, un acceso con el que sueñan unas cuantas organizaciones humanitarias.

Incluso los heridos del atentado de Mogadiscio de la semana pasada fueron trasladados en avión a Turquía.

De todo el África Subsahariana, los turcos han ido a escoger como objetivo uno de los países más corruptos y devastados (en guerra civil desde 1991) del mundo. Claro que eso de que esté en ruinas les viene bien a los contratistas turcos. Y quién sabe si lo de que sea corrupto les viene aún mejor. Estos menesteres no se suelen dejar al azar.

¿Cuál es el resultado de todo esto en Mogadiscio? Que está clarísimo que los turcos no van a ser los únicos en hacer caja.

Hace un par de días quedé con un amigo somalí que vive en Mogadiscio. Me contó que les habían largado de su oficina, porque el dueño, que alquilaba el local por 1.500 dólares al mes, pedía ahora 4.000. El motivo: desde este lunes, se espera que aterricen en la ciudad entre 800 y 1.000 turcos para que comiencen a reparar las carreteras. "Si el atentado del otro día no les echa para atrás", bromeaba.

Es una suerte de fiebre del oro con tintes de Bienvenido Míster Erdogan. Según mi amigo, hay gente que hasta está reconstruyendo sus propias casas para ver si se las pueden alquilar a los turcos. Por un precio desorbitado, claro.

Mientras tanto, los de siempre, a verlas venir: "Turquía no va a alquilar todo. Tendremos que esperar a que lleguen los turcos y se estabilicen las cosas..."