Alexandre Angco, junto a su mujer y su hija en casa. Foto: Álvaro Barrantes. |
Los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, en su
acrónimo inglés) apuntan a que la temperatura media del planeta ha
aumentado en 0,85º entre 1880 y 2012. Según el IPCC, de mantenerse
el actual ritmo de polución, ésta podría crecer dos grados más
para 2100, y en el proceso se acelerará el deshielo, subirá el
nivel del mar y la seguridad alimentaria se resentirá sensiblemente,
sobre todo la pesca y la agricultura.
Mercado del pescado en Corón ciudad. Foto: Álvaro Barrantes. |
En la agencia meteorológica de Filipinas, PAGASA, tienen pocas dudas sobre la existencia o los efectos de este fenómeno en el límite entre los océanos Índico y Pacífico. Rosalina de Guzmán, jefa de Proceso de Datos de PAGASA, explica que los países de la región están rodeados de grandes masas de agua que son criadero de tifones. “En los últimos diez años, hemos registrado un aumento de la virulencia de los tifones. Éstos toman su energía del océano, y un océano más cálido resulta en tifones tropicales más potentes”, apunta De Guzmán. No es el único fenómeno climático que se ceba con esta zona del mundo: “En los años de El Niño -prosigue-, los cultivos se ven afectados y hay mucha menos producción agrícola”, por lo que su precio aumenta, a la par que el hambre.
El de Filipinas, un territorio
compuesto por 7.107 islas, es solo un ejemplo en una región plagada
de estados-archipiélago. Salvando los casos de Indonesia y
Filipinas, países de la zona como Vanuatu, Nauru, Tuvalu, Fiyi o
Tonga cuentan con poca población, pocos recursos y poco peso
político como para frenar un fenómeno del que son en menor medida
responsables. La subida del nivel del mar (entre 1 y 3 metros para
2100, según las previsiones del IPCC) privará a estos países de
una porción de sus terrenos. Muchos de ellos apenas levantan dos
metros sobre el nivel del mar, con lo que el cambio climático los
terminará condenando a la desaparición y al desplazamiento a
comunidades enteras. A millones de personas.
“Ahora se habla de un aumento de dos
grados en la temperatura global. Eso sería catastrófico para estos
países. No digamos ya si se cumplen las previsiones de aumento en
hasta cuatro grados centígrados”, alertan desde WWF. “Estamos
desarrollando programas con pescadores para que utilicen criaderos.
Porque, con el aumento de temperatura, ya no hay peces donde solía
haberlos”, indica Angela Ibay, de la citada ONG. Informes de la
Agencia Oceánica y Atmosférica de EEUU señalan que la acidez de
los océanos ha aumentado un 26 por ciento debido a la absorción de
parte de las emisiones de CO2, con la repercusión correspondiente en
la flora y la fauna marina.
Aladin Angco, en plena faena. Foto: Álvaro Barrantes. |
En colaboración con Ecofish, WWF ha proporcionado a medio millar de pescadores filipinos afectados -entre ellos,
los de la familia Angco- barcas de fibra, cuya vida útil cuadruplica
la de las viejas embarcaciones de madera de coco. Luego los
beneficiarios les añaden una especie de estabilizador casero de
madera para que la barca no vuelque con facilidad. Si no hay dinero
para más, como en el caso de Alejandre, tocará depender de los
remos y la fuerza de sus brazos. Quienes no tienen mujer ni hijos y
disponen de todos sus ingresos para sí, como Aladin, se pueden
permitir comprar un pequeño motor. Pero hay días, como hoy, en los
que todo eso da igual y vuelve del mar con las manos vacías.
* Este texto fue publicado el pasado 11 de diciembre en El Periódico de Catalunya, al hilo de la cumbre de la ONU (COP 20) en Lima.
* Este texto fue publicado el pasado 11 de diciembre en El Periódico de Catalunya, al hilo de la cumbre de la ONU (COP 20) en Lima.
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