El diputado merengue y otros asuntos (del prepucio)

Una nueva ración de recortes de prensa, para no dejar desatendida la actualidad absurda del continente.

Odonga Otto está fuera de peligro, dice el médico.
Claro que dicho así la noticia no tiene gracia alguna. Pero una nota firmada por David Livingstone (supongo), con una foto de un diputado ugandés que viste una camiseta del Real Madrid, en una historia en la que media un posible envenenamiento y en la que se hace referencia a la Wikipedia no puede quedar aparcada. "Quiero irme a casa a ver cómo el Manchester United vence al Arsenal", concluye el parlamentario, que perdió el conocimiento durante un momento de trabajo. Lo primero es lo primero, está claro.

Zimbabue circuncidará a todos sus ministros.
A los varones, se entiende. Resulta que -nunca acaba uno de aprender cosas- la circuncisión puede reducir hasta en un 60 por ciento el riesgo de contracción del VIH. Que se debe de quedar atrapado en el prepucio, o algo. Así que la viceprimera ministra de Zimbabue ha dicho que, para dar ejemplo a la población, va a pasar a todas las pichitas del gabinete de Mugabe por la guillotina. A ver si tiene algún efecto la medida, que falta le hace al país, con una de las mayores tasas de sida del mundo.
Y por cierto, a algunos ministros no les hizo puta gracia la idea.

Cien chelines por tu capuchón.
En la misma línea de medidas contra el sida, Kenia pagará cien chelines (que equivale a unos 70 céntimos de euro) a cada payo que vaya a la clínica a circuncidarse. La medida se ha anunciado en el norte del país, en la zona de Turkana, donde no hay tradición de llevar al sastre la gabardina. Ruanda -que es como el listo de la clase porque sus padres le tienen un palo metido por el ojal- dice que está a puntico de conseguir el objetivo de pasar por la navaja a dos millones de varones (en un país de unos 11 millones de habitantes).

Hay un gallego en la luna. Hallan un perro en la cima del Kilimanjaro.
Un montañero avista un perro en la cima del Kilimanjaro (Tanzania) mientras meaba. "Estaba respondiendo a la llamada de la naturaleza y vi al perro tumbado a un metro de la roca en la que yo me encontraba", cuenta el excursionista, que tomó una foto del chucho con el teléfono móvil.

¡Felicidades!... perdedor.
El presidente saliente de Cabo Verde, Pedro Pires, felicitó al ganador de las elecciones presidenciales del país... y al candidato derrotado. Que te feliciten por una derrota es como echar un poquico de sal en la herida, ¿no?: "Le felicito por (...) la forma digna y responsable de asumir los resultados, lo que dignifica, cada vez más, nuestra democracia". Ahí te quedas, Inocencio Souza.

Una rata revoluciona una peluquería.
Susto en una peluquería de Uganda, cuando varias mujeres que se estaban poniendo extensiones pelucoidales (de lo más común por estos lares) salieron corriendo al ver una rata. Una de las peluqueras gritó, el resto salió por patas sin saber por qué, el local quedó hecho un asco con la estampida... La clientela reprochó a la peluquera haberse comportado como una cría y pidieron a los dueños que limpiaran el local para evitar este tipo de sucesos. No-ti-ción.

Un cura, en los tribunales por infidelidad.
Qué bonito. Supuestamente, un cura ugandés tuvo un hijo con la mujer de un parroquiano, a los que casó en 2006. El juez pasa tanto del caso que le ha pedido al padre (en todos los sentidos) que lo arregle con el marido de la señora. No especifica si en duelo al amanecer o no. El cornudo quiere el divorcio.

Recibida entre aplausos, a su salida de la cárcel, una madre que se negó a llevar a su hija enferma al hospital.
Cientos de miembros de una iglesia pentecostal de Kenia recibieron con aplausos a una mujer que pasó seis meses en prisión por no haber llevado al hospital a su hija, que padecía meningitis. Según la juez del caso, la señora creía que "llevarla al hospital profanaba la pureza" de ambas. "Mi fe sigue intacta, a pesar de que no hubiera Biblias en la cárcel", asegura la madre.

Varios mototaxistas consultan a un hechicero sobre la muerte de tres de sus compañeros.
Tres taxistas habían sido asesinados en Limuru, un pueblo cercano a Nairobi, el mismo número de semanas, así que los compañeros, comprensiblemente acojonados, se fueron a visitar a un hechicero. Le pagaron 30.000 chelines (casi 230 euros, cuando un policía keniano, por ejemplo, gana unos 120 al mes). "Cuando le pagamos, el brujo nos enseño a los tres hombres y una moto robada en Naivasha (una localidad cercana). Nos aseguró que les había paralizado con su magia y que no podrían moverse de allí", dijo el jefe de los taxistas. Alquilaron un matatu (una furgoneta colectiva) y se fueron hacia Naivasha, pero la Policía les interceptó y les pidió que se dieran la vuelta y volvieran a sus casas. "Parece que los agentes de Naivasha y Limuru saben algo que nosotros desconocemos. Le pedimos al comisario que intervenga", sentenció.