jueves, 31 de enero de 2013

Campaña

"Si la propaganda electoral fuera ugali [una masa de maíz que constituye buena parte la dieta básica de la zona], Kenia sería el país mejor alimentado de África", sentenciaba hace algunos días el periodista Charles Onyango-Obbo.

Recuerdo, hace unos meses, que Chemi Calatayud y servidor hablábamos sobre cómo sería Kenia en campaña, si ya la cotidianeidad política del país -desde años antes de los comicios- se ocupa con los cálculos electorales. De manera, además, más bien pesadota y martilleante. Se trata, como sucede en demasiados lugares del globo, de una clase, la política, que sólo se representa a sí misma. Y cuyos intereses están totalmente desconectados de la realidad. No digamos ya en un país analfabeto -analfabeto funcional- y, por tanto, pobre.

Ya ha llegado el momento. Aunque todavía no de manera oficial, llevamos algún tiempo en campaña, con la matraca continua de quién desarrollará el país más y mejor.


Si las elecciones kenianas te pillan de nuevas, quizá te ayude echar un vistazo a las anteriores entradas sobre el tema, aquí y aquí.


¿Por dónde empezar esta vez? Ah, sí, por el fin de la legislatura, que tuvo fuegos artificiales. En serio, ya verán.

¿Qué mejor Despedida y Fin de Fiesta para los sufridos diputados kenianos que terminar sus obligaciones subiéndose el salario? Con nocturnidad, premeditación y alevosía -que diría aquel-, los parlamentarios de este lado del planeta propusieron una ley que estipulaba funerales de Estado para los diputados (también los jubilados), guardaespaldas armados y pasaportes diplomáticos de por vida para ellos y sus consortes, acceso permanente a las salas VIP de los aeropuertos kenianos y un finiquito millonario.

Esta triquiñuela ya la habían intentado los diputados en septiembre, y provocó manifestaciones en el centro de Nairobi. ¿Quieren funerales de Estado? Pues ahí van, gritaron los kenianos esta vez. Y, a las puertas de la Cámara,  quemaron un ataúd de cartón por cada parlamentario.




Días antes de este bonito homenaje ciudadano a sus políticos, el primer ministro keniano y candidato presidencial, Raila Odinga, pidió al actual mandatario, Mwai Kibaki, que no aceptara estos bonus por la patilla. A saber: los diputados ya habían estirado la legislatura desde agosto de 2012, cuando se supone que tenían que haberse celebrado elecciones, según la Constitución de 2010. A saber más: el sueldo mensual de un diputado keniano ronda los 850.000 chelines (unos 9.800 dólares o 7.300 euros), mientras que el salario mínimo interprofesional se sitúa en torno a los 8.000 (equivalentes a unos 92 dólares o 69 euros).

Kibaki, por supuesto, no firmó la ley que otorgaba unos beneficios tales a estos ladronzuelos: firmó la que se los concedía a sí mismo.

Pero vayamos a la campaña:

¡A un lado del ring, la Coalición para la Reforma y la Democracia, encabezada por Railaaaaa Oooooooodingaaaaaaaa!




La letra de la parodia básicamente pide el voto para Agwambo (el mote con el que se conoce a Odinga) y enumera algunas promesas electorales clásicas: infraestructuras, educación, sanidad...

Entre los últimos movimientos del astuto Odinga está la promesa de petición para que los casos relativos a la violencia postelectoral que procesa la Corte Penal Internacional (CPI) contra sus oponentes políticos, Uhuru Kenyatta y William Ruto, se lleven a cabo en Kenia. Otra opción de la que se ha hablado es que sea en la localidad septentrional tanzana de Arusha, sede del Tribunal Internacional Criminal para Ruanda (creado para juzgar los casos del genocidio de 1994). Así se aseguraría de que se procesa a sus enemigos políticos, pero en la zona, que no está tan mal visto como que sean juzgados en Europa.

¡Al otro lado del cuadrilátero, contra las cuerdas como imputado por crímenes contra la humanidad por la CPI y al frente de la coalición Jubilee, el exministro de Finanzas y viceprimer ministro.... Uuuuuuhuru Keeeenyattaaaaa!

Poca broma, que tiene muchas posibilidades de llegar a la presidencia. Y a la cabeza de La Alianza Nacional (The National Alliance, TNA), que recuerda irremediablemente a la Alleanza Nazionale italiana, un grupo posfascista en el mejor de los supuestos.

Tal vez celosos del éxito del Agwambo Style, los gamberros del XYZ Show (los guiñoles kenianos) hicieron su propia versión, el Gangsta Style, protagonizada por unos cuantos de esos delincuentes trajeados que hacen que este país esté como está. Uhuru incluido (macarrónicamente representado con un cigarro en la oreja. Fan total). Sí, el keniano más rico del país. El mismo que contribuye a que Kenia sea una república bananera aunque luego diga que no.

¿Cómo? ¿Que no se creen que lo de Jubilee sean una cuadrilla de gangsters? Pues parece que uno de los investigadores de la CPI pudo haber sido víctima de un intento de asesinato en Kenia. Las cosas se ponen cada vez más interesantes, desde luego. No sé cuánto tardarán en sacar la película.

En esas andaban, enzarzados Odinga, Uhuru y sus adlátares cuando la única mujer candidata a la presidencia, Martha Karua, dio un puñetazo encima de la mesa al declarar su patrimonio (que ese sea el real o no, es otra historia). Pero a ver si los demás osan. Por el momento, nadie ha tenido huevos.


Después de todo este rollo patatero... ¿qué tocará en las elecciones?
Pues no se puede saber con precisión. Aquí todo es de lo más volátil, aunque nadie tiene ganas de repetir el fiasco de 2007 y 2008, cuando una oleada de violencia postelectoral se cepilló a 1.500 personas y dejó sin casa a al menos 300.000. Pero si tenemos en cuenta cómo fue en las recientes primarias, se avecina el desastre.

La semana pasada, una amiga de Kibera me contaba que hubo violencia entre los seguidores de los dos candidatos del ODM (Movimiento Democrático Naranja, el partido de Odinga) de esa circunscripción. Ganó su favorito -Ken Okoth- admitió con una sonrisa, pero los votantes de su oponente se tomaron a mal la derrota y destruyeron el perímetro de la Kibera School for Children, una fundación iniciada por Okoth para facilitar el acceso a la educación de los niños de esa barriada chabolista. El muro exterior estaba totalmente derrumbado.

En estas primarias, los principales candidatos presidenciales intentaron colocar a sus aliados entre los aspirantes a un puesto de senadorzuelo, gobernadoruco o di(m)putadillo. Y muy mal le quedaron las cosas a Odinga, que trató de enchufar a sus hermanos, aunque al final se bajó del burro. Un amigo keniano escribió entonces en facebook:

Pocas veces tomo partido en política (por lo menos, no de forma pública), pero si Raila (Odinga) tiene orejas, escuchar no hace daño. [...] "De todos los enemigos de Odinga, ninguno es peor que él mismo". Las voces anti-Odinguistas son cada vez más fuertes en Nyanza [el bastión de Odinga, de la etnia lúo]

El desastre se registró sobre todo -o eso fue lo que publicaron los medios locales- en el ODM, quién sabe si porque las encuestas de opinión les llevan dando la victoria (ajustada, pero victoria) desde hace tiempo. Ahora que se saben con posibilidad de triunfo, la lucha por el poder es más feroz.


Pero el ODM no fue el único en asistir a mamporrazos para obtener una candidatura a las elecciones. El viñetista Gado no dejó a ningún partido sin descabezar.

Candidatos achicharrados por las primarias presentan sus papeles ante la Comisión Electoral

Y en el nuevo subapartado de Fauna Electoral, hoy tenemos a Gideon Mbuvi, más conocido como Mike Sonko, de quien ya hablamos por aquí hace un tiempo. Es uno de los caricaturizados en el Gangsta style enlazado antes. Este zagal aspira nada menos que al recién creado senado keniano. Sus carteles electorales son una delicia. Atentos.




Ellos prometen, yo cumplo. Con una mano en la huevada

Y ojito a su página web. Al entrar en el espacio del Hombre del pueblo se pueden ver estampas tirando a mussolinianas de Sonko con la familia, ayudando a los jóvenes, limpiando la ciudad, dirigiendo el tráfico... ¿cómo no votarle?

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