La noticia iba ganando peso poco a poco: se empieza a hablar del curandero, editorial en plan "se va a liar", el Gobierno de Tanzania toma medidas para evitar el desastre, los viñetistas se mofan de la historia, reportaje informativo-curioso en la prensa de los países vecinos, tragedia y salto a las secciones cotidianas de información de esos medios. Incluso se reúnen con él un par de ministros. Así que Babu ha pedido a la parroquia que no siga congestionando la zona -ya de por sí de escasísimos recursos-, porque sólo agravaría la situación.
Como ayer había poco movimiento informativo (y ya habían palmado 52 personas esperando su turno para beber la "mugariga" milagorsa), se me ocurrió escribir un teletipo sobre esta historia. Lo malo con estas noticias es que contribuyen a engordar el ya de por sí inmenso estereotipo del África ignorante, pobre e ilusa [conté algo de eso por aquí]. Pero el fenómeno de Loliondo ha llegado a tal punto que hasta sacaban a los enfermos de los hospitales para llevarlos a Samunge, la aldea del sanador en cuestión. Hasta crearon una línea de autobús especial desde Arusha, la ciudad más importante de la zona. Y eso, mal que nos pese, tampoco se puede ignorar.
Me ha recordado a alguien que visité hace un par de años más por curiosidad que por necesidad: el doctor Ho, un farmacéutico tradicional de la minoría naxi que vive en Baisha, un pequeño pueblo de Yunnan, en el suroeste de China. Es de esa gente menuda, de ojos pequeños pero profundos que te hipnotiza al hablar. Claro que también había protagonizado cien mil reportajes de medios extranjeros con sus hierbas medicinales sanadoras y algo se le había subido a la cabeza.
Pero quién sabe si, al final, todo esto tendrá algo de cierto...
Como ayer había poco movimiento informativo (y ya habían palmado 52 personas esperando su turno para beber la "mugariga" milagorsa), se me ocurrió escribir un teletipo sobre esta historia. Lo malo con estas noticias es que contribuyen a engordar el ya de por sí inmenso estereotipo del África ignorante, pobre e ilusa [conté algo de eso por aquí]. Pero el fenómeno de Loliondo ha llegado a tal punto que hasta sacaban a los enfermos de los hospitales para llevarlos a Samunge, la aldea del sanador en cuestión. Hasta crearon una línea de autobús especial desde Arusha, la ciudad más importante de la zona. Y eso, mal que nos pese, tampoco se puede ignorar.
Me ha recordado a alguien que visité hace un par de años más por curiosidad que por necesidad: el doctor Ho, un farmacéutico tradicional de la minoría naxi que vive en Baisha, un pequeño pueblo de Yunnan, en el suroeste de China. Es de esa gente menuda, de ojos pequeños pero profundos que te hipnotiza al hablar. Claro que también había protagonizado cien mil reportajes de medios extranjeros con sus hierbas medicinales sanadoras y algo se le había subido a la cabeza.
Pero quién sabe si, al final, todo esto tendrá algo de cierto...
2 comentarios:
Con respecto al tópico de África ignorante, creo que la noticia es reveladora en lo que se refiere a la situación desesperada de la población: pobreza y necesidad límite, es de lo que hablan noticias como ésta, Javi. Lo de creerse mandangas aquí en "occidente-mira-lo-mucho-listos-que-semos" también se lleva mucho, y si no, de qué se tragan tantos miles de personas lo de las pulseritas mágicas, la homeopatía del carajo o las piedras curativas...
Eso decía un artículo: que es sintomático de la situación del país... Pero bueno, ya has entendido a lo que me refería.
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